Crítica de Música

Un barroco fervorpolicoral

Era este de Jeu D'harmonie uno de los conciertos mejor tramados en torno a la efeméride de Murillo que pretendía festejar este ciclo: música sacra de un compositor malagueño, estricto contemporáneo del pintor sevillano, si bien es cierto que el trabajo más destacado del músico se desarrolló a varios miles de kilómetros del pintor, pues Gutiérrez de Padilla destacó sobre todo por su labor en la catedral de Puebla de México.

Carlos Delgado Acosta escogió un programa policoral, de piezas a ocho voces, tan característico del primer Barroco, y lo puso en práctica usando dos cantantes por voz y contextualizando la polifonía en lo que habría sido una misa dedicada a la Virgen, con antífonas gregorianas en el lugar de las partes del Propio de la liturgia y con el Agnus Dei también en versión gregoriana (perdido el escrito en polifonía por el compositor). El motete del que parte la misa (Ave Regina Caelorum) la antecedió y un Salve Regina, también a ocho, la siguió como cierre.

Las voces femeninas hicieron las antífonas gregorianas (y las masculinas, el Agnus Dei) con apreciable limpieza y notable expresividad. Aunque con pequeños desajustes, sobre todo en algunas entradas, el conjunto sevillano hizo un estupendo trabajo de empaste y equilibrio, con unas voces medias especialmente afortunadas (tenores en ambos coros). Delgado Acosta buscó variedad en los matices de intensidad y dinámicas y supo explotar los, no demasiados, detalles de retórica que Gutiérrez de Padilla usó, especialmente en los dos motetes.

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