Se recupera una tradición. La sardina, en su entierro, recorrió ayer primero las calles de la ciudad de Almería antes de llegar al lugar donde va a ser incinerada. Un día que entremezclaba la alegría por el nuevo tiempo que nace, y la tristeza por lo que significaba, el final del carnaval.

El entierro de la sardina reunió a cientos de personas en el Paseo de Almería, y más tarde en el acto del testamento y posterior quema a orillas del Mediterráneo. Curiosamente, este año, y a pesar del simbolismo de final del carnaval, aún quedan actividades que han sido programadas por las distintas agrupaciones carnavalescas en colaboración con el Área de Cultura, y que van a continuar, en peñas y barrios, manteniendo vivo el sonido del carnaval hasta el próximo domingo 7 de marzo.

Tras el recorrido a hombros de la sardina por el centro de la ciudad, el presidente de FEALCA, Nicolás Castillo, presentaba al testamentero, Antonio Jesús Alfonso Aránega, que llegaba desde Albox.

La Federación Almeriense de Agrupaciones Carnavalescas ha organizado, en estrecha colaboración con el Área de Cultura, los actos del carnaval que, este año, han contado con una altísima participación, tanto los que se desarrollaron en el Auditorio Maestro Padilla, como los que se han venido celebrando en la calle. Finalmente, la Concejala de Cultura, Lola de Haro, entregaba al testamentero de este año un recuerdo como reconocimiento de su aportación al carnaval almeriense.

Antonio Jesús Alfonso en su Testamento señaló en su discurso, realizado en las Almadrabillas que "además de una gran alegría, es una enorme responsabilidad hacer este testamento, por lo que intentare hacerlo lo mejor posible. Este es unos de los días más felices de mi vida como chirigotero. Nunca hubiera podido imaginar que alguien como yo, un simple obrero del carnaval, tuviera el privilegio de ser el testamentero de Almería".

"Veo muchos niños y eso me alegra, me alegra porque no debemos olvidar que ellos son la semilla de esta fiesta tan bonita como es el carnaval. Veo a un montón de gente que para mi han sido como una familia con la que he tenido la suerte de compartir meses de Febrero", aseguró el pregonero, mientras citaba a todos los grupos que han participado este año en el concurso.

Alfonso Aránega subrayó, vestido de marinero, que "desde el mar veo tu historia: veo a La Alcazaba, tu niña bonita, al Cable Inglés, la Rambla, la Catedral, el Puerto, el barrio de Pescadería, La Chanca,… y ahora eres tu la que me miras. Aquí estoy frente a tus hijos e hijas, que han venido hoy a despedir a la sardina. Que buena gente es la de Almería. Allá por donde he navegado siempre me han hablado con cariño de ella. Y es que me salen los colores y se me cae la baba cuando hablo de ti". El testamentero aseguró que "que el carnaval sirva para que nuestras voces lleguen lejos, que vuestras coplas luchen por una tierra mas digna donde vivir. Sin ladrones, sin penas por aguantar".

También hizo hincapié en el significado de la palabra libertad. "Soy el capitán de un barco llamado carnaval. Un barco lleno de alegría y libertad. No existe palabra más bonita en el mundo que la palabra libertad. Esa palabra es la que guía el rumbo de mi barco y la que debe seguir el vuestro. Gracias a ella el carnaval tiene vida, tiene sentimiento, tiene corazón".

"Cada año por Febrero estáis todos invitados a subir a mi barco y a navegar por las calles de nuestra querida Almería. Tenéis que disfrutar, dejad de lado las penas y el dolor, sonreíd. Poneos el disfraz y gritadle al mundo que esto es carnaval. Embarcaos!!!, en estos días os quiero ver a todos disfrazados en la rambla, por el paseo, en los colegios, en el auditorio, en el desfile de carnaval y como no, en el entierro de nuestra querida sardina", concluyó el pregonero mientras todo estaba preparado para quemar la sardina,