Tres horas de concierto. Entonó sus grandes canciones, sobradamente conocidas por un público fiel e incondicional que prácticamente llenó el Auditorio Municipal Maestro Padilla. El jueves Luis Eduardo Aute comenzó cantando desde fuera del escenario. Aparecieron sus músicos, una formación acústica a base de dos guitarras y piano, y sonó su voz, sin su presencia.

A mitad de la canción, apareció en el escenario y provocó la primera gran ovación de la noche. Una noche larga que se hizo corta para la mayoría del público. Cantó hasta el alba, casi. Larga noche que cerró cantando todo un clásico, esta mítica canción que le ha acompañado desde siempre en su carrera, a capella, solo en el escenario.

El recital mantuvo en vilo al público durante tres horas. Eso si, Aute entre tema y tema sacó su fino humor para hacer crítica de aquello con lo que no está de acuerdo. También hizo un repertorio muy extenso y variado donde no faltaron temas nuevos, pero en ciertos momentos echó mano a otras canciones que ya forman parte de la historia de la música en España.

Comenzó con Invisible para continuar con Recordándote, Me va la vida en ello y De Paso. El cantautor centró su actuación en los temas de Autorretratos, su último disco. Luis Eduardo que, con su universo poético, ético y estético de enorme calidad y profundidad como denominador común en todas sus letras, desgranó una mezcolanza de algunos de sus más conocidos éxitos como De alguna manera, Las cuatro y diez, Slowly, Una de dos o Siento que te estoy perdiendo junto a otras canciones menos famosas.

Un Aute que también cascabeleó brillantes palabras de introducción de sus canciones. Un Aute que dejó para los bises no una, ni dos, ni tres… ocho, ocho grandes temas. Seis de las cuales le sirvieron para recordar sus inicios como cantautor, acompañándose de su guitarra, y mostrando que con el paso del tiempo su voz ha ganado en matices y tonalidades.

Después fue el turno de la que la mayoría de sus seguidores de varias generaciones creen que es su mejor canción, como es La belleza. Pero faltaba la traca final, su despedida ya rotas el alma y el cuerpo con una versión él sólo, desnudo de instrumentos e incluso de su guitarra, de la mítica Al alba que se escuchó en sepulcral silencio.

Destacar su tres músicos que le acompañaron y deleitaron al público. Todos lucieron y brillaron con él en todos los ritmos que ahora arropan y arreglan sus canciones, desde el rock and roll, al bolerazo, desde el pop a las baladas. También virtualmente salieron a hombros: el guitarrista y productor Tony Carmona, el teclista Igor Tukala y la segunda voz y multiinstrumentista Cristina Narea.

A lo largo de la noche, Aute deslumbró con algunos de sus comentarios, provocando incluso la risa entre el público. "La escena de Gene Kelly bailando bajo la lluvia es la mejor imagen que representa la felicidad del enamoramiento", dijo Aute. A lo largo del concierto subrayó que "François Truffaut es el último maestro de la historia del cine". También dedicó un tema Tríptico de luces y sombras a Velázquez, Goya y Picasso. "Velázquez es la pintura eterna, Goya la moderna y Picasso la eternamente moderna".

En otro momento del concierto se dirigió al público, preguntando si había alguna persona que pensara casarse. "Si alguna persona piensa en casarse que lo piense bien. Lo vais a pasar fatal. Está comprobado que antes o después aparece siempre la otra o el otro", dijo. También cantó el tema Imaginación dedicado a Lennon.

Luis Eduardo Aute hizo el jueves una demostración de porqué está considerado uno de los grandes artistas en este país. Con una cuidada y minuciosa iluminación. Con unos sonidos muy limpios, a golpes de guitarra y piano, y con su voz, grave y rotunda, recordando canciones de una larga trayectoria en los escenarios. Con Aute se cumple una de las grandes citas del trimestre del Área de Cultura del Ayuntamiento de Almería.