Crítica cine

A lomos de la fantasía

Cómo entrenar a tu dragón. Animación 3D, EEUU, 2010, 93 min. Dirección: Chris Sanders y Dean DeBois. Guión: C.S., D.D. y Will Davies. Música: John Powell.

Apuesta de la factoría estadounidense Dreamworks a la imparable carrera de la animación tridimensional, Cómo entrenar a tu dragón otorga volumen, brillo, velocidad y profundidad de campo a unos personajes salidos del libro infantil de Cressida Cowell, protagonistas de un desbordante imaginario vikingo por cuyos cielos, pastos y acantilados sobrevuela, amenazante y juguetona, una variopinta pandilla de dragones de todos los colores, tamaños y pelajes.

Cuento de iniciación preadolescente con madre ausente y padre conciliador, la cinta de Chris Sanders y Dean DeBois, responsables de Lilo & Stich (2002), se entrega a la dinámica paródica de la fantasía de aventuras con mensaje sencillo y forma proteica, trabajando las sensaciones inmersivas y estereoscópicas a través del movimiento continuo y una deslumbrante serie de viajes aéreos a lomos de unos dragones (¿alguien dijo Avatar?) menos fieros de cómo los pintan.

Con un diseño de personajes que deja ver el pasado de sus animadores y un catálogo de bestias aladas que bailan coreografías majestuosas por un espacio reversible al son de la música de John Powell, Cómo entrenar a un dragón deslumbra por la prístina calidad de su imagen envolvente, la más conseguida y luminosa de cuántas hemos visto hasta la fecha en 3D, por las texturas de una hierba céltica que casi podemos sentir en nuestros pies, por la asombrosa calidez con la que es capaz de conjugar los miedos infantiles con la ternura antropomórfica sin necesidad de que los dragones emitan una sola palabra.

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