El recorrido que las asociaciones Destellos-Artefacto, La Legua, Levantisca, Overa viva y Argaria emprendieron por la historia de Huércal y Overa comenzó en el río Almanzora, una de las arterias de la comarca, al pié del cerro de Santa Bárbara, cuya cumbre sustenta el Castillo de Overa, fortaleza medieval inacabada de origen nazarí, protegida administrativamente como Bien de Interés Cultural y en un lamentable estado de abandono por parte de esa misma administración.

La erosión sufrida a lo largo de los siglos por la base de la torre, hace temer por el estado de la misma, siendo evidente la necesidad de una intervención urgente que evite su ruina definitiva.

La ruta siguió por el Cerro Minao, en donde se encuentran algunas de las minas de cobre cuya explotación fue datada entre las más antiguas por los trabajos de investigación de Luis Siret y Pedro Flores, y la torre conocida como Castillo de Huércal-Overa, también protegida como Bien de Interés Cultural y terminada de restaurar y poner en valor hace cosa de un lustro por la Junta de Andalucía, aunque su ficha descriptiva en la web de patrimonio inmueble de Andalucía concluya, literalmente, "sería interesante su puesta en valor para que el público pudiese visitar la Torre".

En este punto, a las explicaciones que venían impartiendo a los participantes el arqueólogo huercalense Antonio Rubio y el estudioso e infatigable defensor de la historia de Overa, Juan Pardo, se unió la palabra de Elena Sánchez Castellón, historiadora y guía del monumento.