Un libro redescubre el gran legado del arquitecto Antonio Vallejo en Almería

Desde la adaptación de El Ingenio, las viviendas de El Tagarete, Ciudad Jardín o el Club Náutico a construcciones ya desaparecidas como el Cine Imperial y las Casas de los Maestros forman parte de un libro que aborda la arquitectura social en la ciudad.

Antonio Vallejo Álvarez es el autor de edificios singulares como la Iglesia de Santa Rita en Madrid y de grandes manzanas residenciales en la capital española, pero Antonio Vallejo Álvarez ha dejado su sello en la historia de la Arquitectura española del siglo XX por sus obras residenciales desprovistas de artificios y al servicio del bien social, con capítulos esenciales que tienen su reflejo en la ciudad de Almería.

El libro del doctor arquitecto Fernando García Lozano, en cuya edición ha colaborado el Colegio Oficial de Arquitectos de Almería (COAA), devuelve a Vallejo Álvarez su relevancia, asentada en la sencillez y el pragmatismo de una arquitectura desornamentada, como pilares de sus diseños luminosos, que aún pueden apreciarse en la capital almeriense. Otros, sin embargo, han sido demolidos.

Bajo el título La arquitectura de la sensatez, García Lozano ha presentado su libro monográfico, escrito a partir de su tesis doctoral, en la sede del Colegio Oficial de Arquitectos, desgranando la impronta de Vallejo Álvarez en Almería, ciudad que comparte con Madrid buena parte de su legado en el que introdujo los nuevos movimientos arquitectónicos europeos, adaptados a la escasez de materiales y a la necesidad de vivienda social que vino a caracterizar el sector de la construcción de mediados del siglo pasado.

Natural de Guadalajara, una de sus primeras obras en Almería fue, junto al arquitecto Guillermo Langle, la adaptación de El Ingenio en cárcel, “un poema de la España de la época”, en palabras del autor que llevaría a ambos arquitectos a colaborar en las dos fases de la creación del barrio de Ciudad Jardín donde, pese a las nuevas edificaciones de diseños modernos, todavía se conservan casas tradicionales de arquitectura racionalista con arcos de medio punto en porches y jardines, correspondientes a la primera fase, manteniendo los volúmenes definidos, las cubiertas planas y las ventanas sin ornamentación también en la segunda fase.

Un aire similar, por el empleo de “revoco rugoso y la utilización del mismo tipo de antepecho”, según describe García Lozano, guardaban las Casas de los Maestros, edificadas en el barrio de la Plaza de Toros, y sustituidas en la actualidad por la VPO promovida por la empresa municipal Almería XXI.

También ha desaparecido del paisaje urbano el Cine Imperial, aunque la avenida Pablo Iglesias conserva las viviendas de esta manzana con su característica distribución en forma de la letra hache y aún perduran otras viviendas sociales como las del barrio de El Tagarete.

El Club Náutico, en la playa de Las Almadrabillas y los edificios de viviendas en la avenida de la Estación esquina con Hermanos Pinzón, en la plaza del Monte y en Juan Pérez Pérez forman parte del trabajo de Vallejo Álvarez en Almería y comparten similitudes con valorados diseños en Madrid por la curvatura de sus balcones, los frentes de teja o el giro de las terrazas queriendo buscar el mar.

“Vallejo no puede entenderse sin el resguardo que esta ciudad le prestó tras la guerra como un auténtico hijo adoptivo durante casi cuatro décadas y sin la luz almeriense muchos de los magníficos edificios que construyó no habrían existido”, asegura el autor del libro arropado por el COAA, cuyo decano, Luis Cano, aplaudió el esfuerzo realizado en registrar y poner en valor, mediante esta publicación, la obra del arquitecto Vallejo Álvarez, al que el colectivo profesional rendía homenaje dentro del calendario de actividades que Almería celebra con motivo del Día Mundial de la Arquitectura.