CRÍTICA 'VIENTOS DE AGOSTO'

El sonido de los muertos

Vientos de agosto. No-ficción, Brasil, 2014, 77 min. Dirección y fotografía: Gabriel Mascaro. Guión: Rachel Ellis, Gabriel Mascaro. Intérpretes: Dandara De Morais, Geová Manoel Dos Santos, Maria Salvino dos Santos, Antônio José dos Santos, Gabriel Mascaro.

Le debemos a la pequeña distribuidora Mosaico Films la posibilidad de ver por aquí de vez en cuando cine brasileño contemporáneo, del que esta Vientos de agosto es una estupenda muestra en su vertiente más minimalista, híbrida y antropológica.

El filme de Gabriel Mascaro nos lleva a un pequeño pueblo del litoral nordestino para convocar a los vivos y a los muertos en un hermoso ritual contemplativo y elíptico, apenas dramatizado, a propósito del ir y venir de una pareja de jóvenes que trabajan recolectando cocos o que pasan el tiempo pescando en el delta, un fotógrafo de muertos, un ingeniero de sonido que aparece en la aldea para capturar el viento en su micrófono y un cadáver que emerge de los mares en la última subida fuerte de la marea.

Así, Vientos de agosto pone una nueva pieza en ese ya amplio catálogo del cine que no distingue ya entre ficción y documental para camuflarse en y transfigurar el entorno con elementos mínimos, intentando extraer de su propia respiración, de su ritmo interno, de sus gentes, rostros macerados y acentos únicos, protorrelatos a un tiempo fuertemente anclados en el terreno y a otro universales y metafóricos.

Vientos de agosto es también un filme de celebración de los cuerpos y la sensualidad, y un filme donde, grata sorpresa, el sonido (de la naturaleza) se erige en un protagonista esencial, en materia viva y densa de un paisaje hermoso que también deja entrever sus propias ruinas y fantasmas, de un tiempo declinado en presente aunque también ancestral y mítico.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios