El programa Delicatessen regresó el jueves, al teatro Apolo, tras la remodelación de éste último, con la misma fuerza, originalidad y calidad, con un menú premiado y una puesta en escena valiente. La obra Natta sabe a teatro del absurdo, surrealismo, circo, clown y humor. Dos actores, como un símil de los payasos de toda la vida, se tropiezan, caen, ríen, no pueden vivir uno sin otro, y hacen disfrutar al público.
La historia se centra en un pianista y una violinista, un concierto, y todo lo que sucede a su alrededor, difícil de explicar, pues acaban las partituras volando en trocitos por los aires, el violín destrozado, un piano antiguo con sorpresas y todo por accidente. Dos músicos, con el rostro que da hasta miedo, pero que en el fondo es una forma de actuar, como los payasos, para llamar la atención y hacer reír con un humor inteligente del agrado del público.
La representación se realizó al estilo del teatro clown, dos actores mudos, sólo sonidos y alguna que otra palabra, la mímica y los gestos para explicar la historia y para provocar las risas de los asistentes. En definitiva, dos personajes extraños y entrañables, la puesta en escena de una antigua casa, un concierto a medio terminar, y una actuación maravillosa por parte de Teatro de El Velador, que logró con esta obra los premios a mejor director, dirección artística e interpretación en la Feria del Teatro en el Sur, de Sevilla. Los protagonistas son Manuel Solano e Eva Rubio, bajo la dirección de Juan Dolores Caballero.
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