Cultura

El trompetista cubano Arturo Sandoval puso la magia musical en el Maestro Padilla

  • La actuación del músico del pasado domingo será recordada durante mucho tiempo

El trompetista cubano Arturo Sandoval durante su actuación en el Maestro Padilla.

El trompetista cubano Arturo Sandoval durante su actuación en el Maestro Padilla. / D.A.

Almería sumó el domingo una nueva estrella al firmamento cultural de la ciudad con el concierto que ofreció el cubano Arturo Sandoval, maestro de la trompeta. El binomio Ayuntamiento de Almería-Clasijazz da sus frutos y permitió que el genio de la trompeta actuara en el Auditorio Maestro Padilla, junto a la Clasijazz Big Band Swing & Funk.

Enérgico y vibrante con la trompeta, dulce y delicado con el piano, Arturo Sandoval destila personalidad y pasión por el jazz, la misma que transmitió a los músicos de la Big Band Swing & Funk y al público que llenó el Auditorio Maestro Padilla. Cada nota que sale de su instrumento es una clase magistral, un fenómeno paranormal que es capaz de lograr sonidos imposibles para el resto de los mortales. Un virtuosismo musical y un entusiasmo vital que hizo las delicias del público.

Arturo Sandoval estuvo arropado por los artistas invitados Cristian Rodríguez en la percusión e Yturvides Vilchez a la trompeta, que aportaron la salsa del jazz latino, los cuales se unieron al talento jazzístico almeriense de la Big Band Clasijazz, bajo la dirección de Duccio Bertini y con David Pastor a la trompeta.

El concierto de Arturo Sandoval permitió saborear la creatividad, calidez y expresividad del jazz latino, experimentar los matices de una música, a veces, intensa y otras delicada, siempre imprevisible y genial.

Arturo Sandoval brilló en una actuación que se recordará en la ciudad por la emoción que transmitió a los asistentes. Con protagonismo de la trompeta, Arturo Sandoval también deleitó con el piano, instrumento que, confesó, quiso tocar en los inicios en su Cuba natal, pero su familia le guió por el sonido metal que tantos éxitos le ha dado. No olvidó el piano, y a su llegada a Nueva York, con 40 años, se compró un piano y es con el que crea las composiciones.

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