Cultura

‘Desde mi ventana’ de Amigos de la Alcazaba hace un viaje por el tiempo

  • El proyecto ha implicado a toda la sociedad cultural de la provincia y busca poner en valor el patrimonio en tiempos de confinamiento

Fachada de la Catedral de Almería.

Fachada de la Catedral de Almería. / Domingo Leiva

El proyecto Desde mi ventana: nuestro patrimonio almeriense que la asociación Amigos de la Alcazaba ha puesto en marcha en esta situación de emergencia sanitaria ha recorrido esta semana nuevos trozos de la historia y del patrimonio cultural, histórico y natural de Almería.

Los artículos se difunden de lunes a jueves y las firmas de esta sexta semana han sido el profesor de la Universidad de Almería, Jorge Lirola Delgado, el periodista y escritor Miguel Ángel Blanco Martín, la historiadora del Arte María Rosario Torres Fernández y el historiador Juan Pedro Vázquez Guzmán, que han dado su visión y ‘han abierto la ventana’ para mirar al tratado de la peste del siglo XIV, a los árboles callejeros, la Catedral de Almería y la Cueva de Nieles, respectivamente.

Una iniciativa que va a contar con la participación de más de 50 autores, unidos en una causa de difusión de la riqueza patrimonial almeriense, en unos tiempos de confinamiento. “Se trata de acercar a los ciudadanos almerienses a su historia, a su patrimonio, a la belleza y la importancia de nuestra herencia cultural”, explicaba su presidenta, María Teresa Pérez. Pintores, historiadores, profesores, escritores, fotógrafos, arqueólogos, empresarios, archiveros, gestores culturales, guías turísticos y un largo etcétera se están sumado a la causa, que también está siendo ampliamente difundida por los medios de comunicación en una unión casi sin precedentes.

Jorge Lirola acercó su mirada a la gran peste del siglo XIV, que también pasó por Almería. “El pico en Almería debió de producirse en el mes de mayo de 1349. El día 24 de ese mes falleció el hermano menor de Ibn Játima, Muhammad. Ahmad Ibn Játima sobrevivió y falleció el 17 de marzo de 1369. También consiguió vencer a la epidemia el maestro de Ibn Játima, Abu l-Barakat al-Balafiqi (m. 1370), quien ejerció de alcalde de Almería durante la misma. De los 21 intelectuales almerienses que conocemos gracias a los fragmentos conservados de la “Superioridad de Almería”, 12 fallecieron durante la epidemia (3 de ellos fuera de Almería) y 9 consiguieron sobrevivir, lo cual nos puede dar una idea del alcance y las tasas de mortalidad que tuvo la peste bubónica”.

En su texto sobre los árboles callejeros, Miguel Ángel Blanco, “los árboles mantienen su orgullo y grandeza en el espacio urbano mirando de tú a tú a los edificios que los observan desde las ventanas. Los árboles son conscientes de que constituyen símbolos de una naturaleza marginada en el urbanismo tradicionalmente. Por eso los árboles callejeros sobreviven por las aceras y parques. Y un ejemplo de ello lo contemplo desde mi terraza, en estos días de confinamiento, en la calle Rafael Alberti. Mi saludo diario a estos árboles proletarios de mi calle nunca falta en algún momento”.

María Rosario Torres, por su parte, acercó más la figura de la Catedral. “La Iglesia Mayor de Almería es el corazón de la ciudad, porque ha impulsado la vida en aquel cuerpo urbano, ha determinado su crecimiento estructural y ha dado la medida y la fuerza del mismo. Además, dada su condición de fortaleza, ha proporcionado a sus vecinos la necesaria protección, como ordenó su real promotor el emperador Carlos V, junto con su otro agente el obispo fray Diego Fernández de Villalán. Por ello, para sentir el latido de Almería el mejor camino es dirigirse a la Catedral. A ella han acudido los almerienses en los acontecimientos festivos, pero también en los momentos de peligro y en las calamidades de todo tipo que han padecido”.

En el último de los artículos de la semana, Vázquez Guzmán pone su mirada en las Cuevas de Nieles. “El paraje, ligado a las raíces más profundas de la historia del pueblo y de la comarca, ha sido testigo de los asentamientos humanos más antiguos desde la prehistoria y aún hoy sigue aportando el agua necesaria para el abasto público. También ha ocupado abundantes páginas en los textos históricos (Puig y Larranz, Cuadrado…Madoz, etc) desde la ocupación musulmana. Para quien escribe estas líneas el nombre, evoca un manojo de los recuerdos de los años de la infancia en los que el corazón late con tal fuerza que nos lleva a idealizar la realidad y convertirla en el escenario imaginario de nuestras aventuras”, apunta.

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