Ha sido un jarro de agua fría. Sobre todo, para quienes estaban esperanzados en arrojar luz sobre la que llamaban "Teoría de la Conspiración", en relación a la muerte accidental de Diana Spencer y su prometido Dodi Al Fayed.
Primero fueron los hijos de ella, los príncipes Guillermo y Enrique de Inglaterra, quienes aceptaron el veredicto de "homicidio por negligencia". En base a esa resignación, el magnate egipcio Mohamed al Fayed -padre de Dodi- tiró este martes la toalla en su batalla para tratar de demostrar que fueron asesinados por los servicios secretos británicos.
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