Análisis

nico garcía

Abran los colegios

Se echa en falta abrir las puertas de par en par por la tarde para que los críos jueguen

Ocupado el pabellón. Ocupada el campo de fútbol. Ocupada la pista de fútbol sala, la cual cierran posteriormente para el que quiera usarla deba abonar el correspondiente alquiler. Sin coches los niños del barrio sólo podían saltar la pequeña verja de su colegio. Y alguno estaba asustado porque se veían luces dentro del edificio. "Está el profe de Sociales corrigiendo exámenes, nos va a regañar", dijo un crío de nueve años, que lo único que quería era pegarle patadas al balón en su colegio. Porque es su colegio. Otrora el colegio era de los niños. Ahora se trata de un edificio más en el que adquirir conocimientos de asignaturas, echándose en falta un currículo en el que los críos aprendan a pensar. Parecen máquinas que deben hacer los deberes y estudiar la teoría de clase, ir a conservatorio, a clases particulares de inglés, a fútbol y a robótica. Máquinas que en cuanto se les saque de eso van a estar perdidas, máquinas a las que no se les enseña a fracasar. Todo debe ser éxito, no hay espacio para el fracaso. Y también se echa en falta que ese edificio sea la casa de los alumnos, abriendo las puertas durante la tarde para que vayan allí a jugar. En una calle en la que hay más vehículos que personas, el patio del colegio es un lugar espectacular en el que llevarse el bocadillo, el zumo y la pelota para merendar y hacer deporte con esa inocencia propia de la infancia, disfrutando de la libertad de la misma. Sin embargo, si el mandamás de turno cierra la puerta del colegio, si el profesor le regaña al día siguiente por verlo saltar la verja y si el conserje no hace la vista gorda por mucha norma que haya, la respuesta es un crío de nueve años enganchado al Fortnite. Y entonces vienen las quejas. PD: La pasada semana era noticia que el consistorio pretendía regular el uso de los campos de fútbol de la capital. ¿Cuántas pistas de fútbol sala hay abiertas en la misma? Se cuentan con los dedos de una mano.

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