Análisis

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Acuerdo histórico de la UE

Cuando Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, anunciaba el acuerdo a las 05:30 de la madrugada de ayer, los 27 miembros de la UE eran conscientes de que habían logrado un consenso extraordinario e histórico. Extraordinario por el tamaño de las ayudas, 750.000 millones de euros, por la dificultad de la cumbre, por las circunstancias de emergencia económica y sanitaria y por la dureza de los debates. Histórico por el valor político del acuerdo, al haber conseguido que, por primera vez, un proyecto europeo se financie con deuda emitida directamente por la UE. El valor político es muy alto porque implica un avance incuestionable hacia la integración fiscal europea. También es un acuerdo histórico por la solidaridad con los países más perjudicados por la pandemia y por la magnitud de las transferencias a fondo perdido (390.000 millones de euros). España e Italia se llevan casi el 50% del Fondo de Reconstrucción (FR): España 140.000 millones e Italia 209.000 millones. Distribución desigual que resulta de los criterios de reparto con datos de antes de la pandemia. Los países del Norte defendían que los criterios debían de limitarse a los efectos a posteriori de la pandemia. Y lo han conseguido parcialmente, ya que el 30% del FR se repartirá a partir de 2022, en función del impacto en 2020 y en 2021.

Los países del Norte han conseguido sus contrapartidas: reducir las transferencias en 110.000 millones de euros, endurecer el control y la condicionalidad, reducir el presupuesto comunitario en un 2% y aumentar las devoluciones que reciben como contribuyentes netos. También han mejorado la gobernanza del FR y el control del destino de las ayudas a reformas y planes de inversión previamente aprobados por el CE por mayoría cualificada. Cuando uno o varios países opinen que el país no está cumpliendo sus compromisos, el desembolso se podrá detener y elevarlo al CE, para aprobarlo o denegarlo por mayoría cualificada. Holanda solicitaba la unanimidad.

Los verdaderos protagonistas del éxito político del avance hacia una UE más integrada y solidaria son Angela Merkel y Emmanuel Macron. Ambos han conseguido que se mantenga su propuesta cuantitativa y la mutualización de la financiación, aceptando una condicionalidad razonable y oponiéndose a la unanimidad. La presencia del presidente Pedro Sánchez ha sido discreta, con un fondo dialogante, procurando no hacerse notar, por si la atención se centraba en los hechos y logros de sus políticas y en los compromisos adquiridos en el programa de investidura con Podemos. Casi sin despeinarse contestó a un medio que el programa de reformas de su Gobierno estaba "en total sintonía" con Bruselas. Un leve lapsus que le impedía recordar que la Comisión le viene recomendando que tiene que corregir el déficit estructural más alto de Europa, que debe perfeccionar la reforma laboral sin derogarla, que tiene que reformar el sistema de pensiones, entre otras recomendaciones no atendidas. Se le olvidó comentar un pequeño detalle: como consecuencia de la reducción del presupuesto de la UE, las dotaciones a la PAC se reducirán en un 13,3% y las de fondo de cohesión en un 11,5%, ambas afectan negativamente a España. La agricultura es, nuevamente, moneda de cambio.

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