Análisis

Gumersindo ruiz

Ahora ya me tiro por el tobogán

Taiwán, con una población de 23 millones, no ha sufrido casi el Covid-19. Cierran fronteras y regulan estrictamente los viajes, sin concesiones a las consecuencias económicas; hacen un seguimiento muy riguroso de los contagios; cuarentenas con control absoluto; y con mascarillas todo el mundo. La disciplina de la población, sin discusiones, ni opiniones, ni voces discordantes, evita estar detrás de cada uno, lo que quizás se debe al carácter de la gente y a que sufrieron duramente la gripe SARS, y todos están razonablemente asustados.

No sé si es útil comparar lo que hacen allí y acá; en España tenemos lo que tenemos: un sistema constitucional de autonomías que gestionan la sanidad, y con capacidad legislativa; un gobierno que intenta coordinar, con un parlamento donde algunos siempre tienen un problema para cada solución; alguna autonomía muy politizada y con gestores absurdos; una economía fuertemente dependiente de visitantes, desplazamientos, y aglomeraciones, en fin, todo lo que favorece el contagio, presionando para que no se tomen las medidas que hay que tomar.

Si reducimos el ruido, y vemos las cosas con sosiego, la catástrofe a que estamos abocados puede ser menor. En economía, Trabajo ha firmado seis acuerdos con empresarios y sindicatos, y la sensatez de las partes debería darnos confianza. La financiación se ha mantenido por los avales del Instituto de Crédito Oficial, consiguiendo que la banca sea una solución, y no un problema. Somos parte de un acuerdo europeo que dispone de cantidades inmensas, y el problema es si tenemos proyectos públicos y privados para invertir. El presupuesto del Estado podría aprobarse por todos los partidos, pues los gastos son habas contadas, y no es difícil consensuar propuestas de recaudación prudentes y solidarias. No vamos a tropezar otra vez con la piedra de la austeridad, que casi nos arruina en la crisis anterior; hay que endeudarse porque es necesario para salir de la situación actual, y porque podemos endeudarnos. En la reciente subasta de deuda a 5 años el Tesoro adjudicó 2.300 millones, se demandaron 5.200, y el tipo medio fue -0,345, esto es, los compradores aceptan que se les devuelva menos de lo que pagan. Es verdad que lo anterior depende de si se recupera empleo, se pagan los créditos, y la economía crece, pero ahora la única alternativa es aguantar con financiación y el esfuerzo impositivo de los que pueden pagar.

"Yo antes tenía miedos -decía un niño pequeño a una niña en el colegio-, pero superé mis miedos y ahora me tiro por el tobogán". No sé de dónde sacaría la frase, pero es seguro que su miedo había desaparecido porque se veía ya más fuerte y hábil. El miedo es una defensa natural para sobrevivir evitando riesgos, y no hay que suprimirlo sino gestionarlo para que no nos paralice. Hay gente irresponsable que debería tener más miedo; y muchas personas con miedo justificado por su porvenir a las que es difícil decirles que lo controlen porque su situación puede llegar a ser límite. Pero como sociedad, como colectivo, hay que meter miedo en el cuerpo de los que tienen poca cabeza, y evitar que los que más sufren -pero cumplen, no son violentos, ni se manifiestan-, tengan miedo, lleguen a la desesperación, y de ahí a la ira.

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