Ahora que comenzó la Bundesliga, los amantes del balompié, nos vamos a convertir en expertos del fútbol del país de Ángela Merkel. Este fin de semana, se retomó la liga del país de la cerveza y creo que jamás tanta gente en España ha visto este sábado un Borussia Dortmund contra el Shalke 04 o un Frankfurt versus el Mönchengladbach, con desmedido interés. Cuatro goles en cada encuentro no estuvieron nada mal para recuperar las sensaciones perdidas de un partido de fútbol tras un parón de dos meses. La nueva normalidad pareció ser para otros, porque Erling Haaland siguió a lo mismo que antes del estado de alarma y a los 28 minutos del primer tiempo abrió el marcador de lo que sería una goleada de 4 a 0. El chico no entiende de pandemia; él mismo es un virus difícil de parar cuando arranca, cuando te encara y hasta cuando da una asistencia como el del hack tricks de Raphael Guerreiro. Si algo debiéramos de haber aprendido en toda esta situación, es a observar lo que pasa en otros sitios, y en este sentido la Bundesliga se ha convertido en un laboratorio. Como era previsible, hubieron varios lesionados y eso explica el porqué de hacer pretemporadas en condiciones. Arrancar de golpe expone a los jugadores a romperse y ese puede ser un problema anexo. El campo sin gente, y más si se trata del Signal Iduna Park, una cancha caliente donde el Dortmund juega de local, habla a las claras de la importancia de sostener el negocio televisivo, una de las principales fuentes de ingreso de los clubes. Un espectáculo que solo puede verse por televisión, si eres abonado a emisoras privadas. Es raro, pero es a lo que debemos acostumbrarnos. Mientras tanto en nuestro país continúa el proceso de desescalada y con varios jugadores infectados de Covid-19 entre las plantillas, veremos cómo sigue la película. A día de hoy no estoy seguro de que en España se esté en condiciones de volver a jugar. Mientras, veamos a los alemanes.

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