Análisis

carmen pérez

Universidad de Sevilla

Apriétense los machos

A estas alturas numerosas instituciones han empezado a cuantificar el desastre económico que tenemos encima. Como el Fondo Monetario Internacional, que publicó esta semana las previsiones para las principales economías del mundo. Para España espera que el PIB se desplome un 8% en 2020. Los ingresos fiscales experimentarán una caída descomunal y los gastos, por el contrario, subirán como la espuma: el déficit alcanzará este año el 9,5% del PIB, frente al 2,6% con el que cerró 2019. Para cubrir este desfase, estima que la deuda pública se disparará hasta el 114% del PIB, muy por encima del 95,5% del ejercicio pasado. Pero estas previsiones del FMI respecto al endeudamiento público son muy suaves en comparación con las que otros organismos, igual de solventes, han realizado estos días. Así que, apriétense los machos porque nos quedan por vivir unos años bien complicados.

La cuestión es si España podrá soportarlo, si serán sostenibles esos niveles de deuda. Prestarnos, nos prestarán los inversores, pero lo dramático puede ser a qué coste estarán dispuestos a hacerlo. El montante de intereses que se pagaron por la deuda pública en 2019 ascendió a la barbaridad de 29.300 millones de euros. Según las previsiones del FMI, se elevaría a 32.000 millones de euros en 2020. Pero esa cantidad resulta asumiendo que se seguiría manteniendo el mismo coste medio -aproximadamente un 2,46%- que el pasado año y esto es una hipótesis muy ingenua.

Este martes el Tesoro ha emitido letras a seis y doce meses. En ambos casos las rentabilidades exigidas por los inversores se han incrementado. Del mismo modo, las rentabilidades en las emisiones de bonos de este mismo jueves y en la negociación de estos en el mercado secundario han seguido esa misma tendencia al alza. Por hacernos una idea, de subir el coste medio de la deuda sólo un 1%, ese 114% de deuda sobre el PIB generaría unos intereses de 49.400 millones de euros al año, ¡1.000 euros al año por español, contando incluso a los niños! Y mejor no hacer los cálculos para esas otras previsiones más realistas que elevan la cifra de deuda mucho más, llegando al 145% del PIB.

Es verdad que España cuenta con el respaldo del BCE, al igual que ha contado desde la crisis financiera de 2008. El Pandemic Emergency Purchase Program contempla la compra de deuda pública por 750.000 millones de euros, a sumar a los 120.000 millones anteriormente comprometidos. Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, en una entrevista esta semana cifraba la cantidad que le corresponde a España entre 120.000 y 130.000 millones de euros. Pero España necesitará emitir mucho más que eso.

Realmente el Covid-19 es un virus del diablo, como lo calificó en su día Xi Jinping y que parece ser la única verdad que ha salido de su boca a la vista de todo lo que desde entonces está pasando. Muchos españoles se han tenido y se tienen que apretar los machos para combatir los estragos que el virus perpetra en sus cuerpos. Todos lo estamos haciendo, con nuestro confinamiento, para minimizar su carnicería. Los que tienen que apretárselo, y bien fuerte, son nuestros gobernantes, porque son ellos los que están lidiando con esta peligrosísima evolución de la deuda.

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