Análisis

aarón martínez

Bailando en el desfiladero

Cuando las trabas aparecen el equipo da con la fórmula para resolver el embrollo

Ganar partidos como el disputado contra el Málaga vale más que tres para el Almería. Porque, ante un rival que hizo un magnífico trabajo, se le suma una presión en campo indálico que no habíamos visto este curso. Una circunstancia que se suma a las dificultades del equipo a lo largo de la temporada, con rotaciones masivas, la racha de tres partidos seguidos perdiendo o una pretemporada sin muchos de los que ahora son habituales. A todos estos factores se incluyen encuentros trabados definidos por resultados cortos y tantos vitales. Días en los que hubo fases del choque en las que la brillantez dio paso a la especulación. Oviedo, Sabadell, Castellón, Rayo o Albacete son ejemplos claros. José Gomes, tras el triunfo en tierras albaceteñas, comentó que les había dicho a sus jugadores que si pasa algo con su corazón tendrán que indemnizar a su familia. El Almería se está acostumbrando a jugar con fuego, en ese abismo al cual solía caerse en años anteriores. Una especie de gymkana que parece motivar a los jugadores rojiblancos. Cuando las trabas aparecen, cuando las fuerzas flaquean, cuando muchos ya aprovechan para twittear en contra del equipo antes de tiempo, siempre encuentran la fórmula para resolver el embrollo y sacar los tres puntos. Un gen ganador que tiende a desequilibrar la balanza del mismo lado. El carácter de jugadores como Maras, Samú Costa o Balliu son prueba de esa intensidad que siempre tiene la plantilla. El nuevo entrenador del Celta, Eduardo Coudet, explicaba en su etapa en Argentina lo que es ese carácter: "Hay que tener huevos, pero no huevos para meter patadas; es huevos para pedirla, para jugar, para asociarse, para hacer lo que sabemos hacer". En eso, el Almería es el mejor. El domingo es, probablemente, la prueba más difícil. En Cornellá El Prat. Balón al pasto y a jugar. Porque a los chicos de Gomes no hay nada que le guste más que bailar al borde del desfiladero. Y con huevos.

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