Análisis

paco gregorio

Banalización

El boom de las redes sociales y los móviles está minando la buena y cuidada ortografía

En diecisiete años de ejercicio profesional, once de ellos como responsable de la sección de deportes, puedo dar fe de que junto a mi escritorio han pasado decenas de becarios con la ilusión de abrirse camino en el "oficio más bonito del mundo" (Gabo dixit). En más de tres lustros uno ha visto de todo, pero preocupa especialmente el bajísimo nivel que observo desde hace unos años a esta parte (con honrosas excepciones), más o menos coincidiendo con el boom de las redes sociales y la moda de estar más pendiente del móvil que de caminar para no acabar abrazado a la farola. Otrora se tenía un mímimo decoro con la escritura, hoy veo auténticas aberraciones ortográficas sin el más mínimo rubor, escritas por quienes a la vuelta de dos días van a ser profesionales del medio. Los programas informáticos de texto predictivo y autocorrección están causando verdaderos estragos porque eso, unido a la generalizada falta de lectura, nos está haciendo involucionar lingüísticamente. Esto no va de hacer una raíz cuadrada con una calculadora. Me da la sensación de que el problema es de tal calado y magnitud que en las universidades igualan por abajo en lugar de hacerlo por arriba y esa vara de medir conduce inevitablemente a la mediocridad, premiándose lo vulgar en vez de buscar la excelencia, que es para lo que un día se levantaron esos templos de sabiduría. Cuando banalizamos cualquier falta mayúscula de ortografía (no hablo de una mera tilde) estamos pateando la riqueza de nuestro idioma. "Me cansé... me rindo" es la carta de un profesor universitario uruguayo que por lo visto se ha viralizado tras denunciar el pasotismo generalizado de los estudiantes en sus clases. Debería tomarse como una alerta de lo que está ocurriendo: "Cada vez es más difícil explicar cómo funciona el periodismo ante gente que no lo consume ni le ve el sentido a estar informado". La epístola invita a la reflexión entre generaciones que desconocen qué fue la Movida de los 80 y ni siquiera se molestan en saberlo.

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