Como escribía ayer en este periódico el siempre agudo Luis Sánchez-Moliní si hay que destacar una canción de Georgie Dann esa es El Bimbó, danza sincopada de cadera con la que despegaron las restantes coreografías estivales de este francés que se parecía expresarse como un entrenador yugoslavo.

El Bimbóapareció en 1975 y era rupturista en un momento de desánimo, cuando parecían que las cosas nunca se iban a romper. Hay que tener la memoria infantil llena de tesoros televisivos, sin necesidad de google ni de los recortes machacados del archivo de TVE, para recordar el estreno de aquel ritmo entre lánguido y picarón del bueno de Dann. Fue por primavera en el espacio de sobremesa Hora 14.15. José María Íñigo, que por aquí no lo habíamos podido ver hasta entonces porque su Estudio abierto se había emitido por la Segunda Cadena, invitó en su recortado plató al cantante de la melena cardada y a sus tres gogós para que estrenara El Bimbó a nivel nacional.

Dann vestía un mono de plástico ajustado, como sus compañeras féminas, que en el blanco y negro del televisor parecían por momentos que iban desnudos. "Es como si fueran en cueros", se asombraban en casa desgajando acedías. Así que el francés bailón pareció haber esquivado la censura y regaló su primer meneo a base de culazos que en pocos días ametrallaban las radios a todas horas. Con sólo aquella aparición El Bimbó se ganó las atenciones del personal y Dann, con su anatomía apretadita, fue una de las estrellas de aquel verano de 1975. Franco ya se perdería las vacaciones del siguiente.

Al margen de los Telediarios, con esos señores tan serios que hablaban de petróleo, guerras y ministros, TVE en sus pocas horas tenía la capacidad de sorprendernos con aires de renovación. Con sorpresas que vaticinaban tiempos cambiantes, y hasta divertidos, como proclamaban las retaguardias de las compañeras del fallecido artista. Nos podía parecer un señor mayor hortera pero hubo tiempo en que refrescaba el televisor y nos abanicaba las vidas.