Análisis

francisco andrés gallardo

Bob...

En respuesta a 'Vaca y Pollo' en la MTV y Nickelodeon sacaron una esponja

Hay que tener imaginación para dar vida a un animal más estático que De Gea, la esponja de mar, y aliñar así un mundo submarino parodia de La Sirenita entre equinodermos, cangrejos, calamares y salmonetes.

Aquello lo trazó Stephen Hillenburg en un cómic guasón cuando era estudiante de Biología Marina. Era un disparate que ironizaba sobre su profesión, pero al cabo de los años comprobó que eran unas criaturas que podían entroncar con los nuevos tiempos de la animación. A Los Simpson, inflexión de los dibujos para adultos en un producto de consumo masivo, les sucedieron personajes como Beavis and Butt-Head, South Park y Padre de familia.

A los niños se les afilaba el humor con el nuevo milenio y de Cartoon Network surgieron series como Vaca y Pollo, en 1997, muñecos que mondaban a los nietos y hacían torcer el gesto, al principio, a los abuelos. Poco antes Hillenburg había presentado en Nickelodeon a sus amigos universitarios y terminaron convirtiéndose en la respuesta a la competencia disparatada de Vaca y Pollo. Sólo en el contexto de la MTV podía calar en el cambio de siglo un tipo amarillo sonriente, con cara de loco, pantalones cortos, obsesivo y con risa de Amadeus. Y al lado, una estrella de mar bobalicona, un calamar amargado y un jefe explotador y miserable. Bob ¿quién es Bob?, como preguntaría Antonio Reguera.

Digerir todo este marisco le costó unos meses a los adultos, pero encandiló a aquellos niños y adolescentes, la Generación Z, pegados con los dedos a una pantalla. Los niños y jóvenes que integraron en su iconografía predilecta a este espongiario desequilibrado, infantil y asexual que Hillenburg acaba de dejar huérfano.

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