Análisis

FÁTIMA DÍAZ

Boris, tan ilusionado como una novia

En el mundo televisivo estamos asistiendo los últimos meses al renacimiento de una figura. Boris Izaguirre adopta un papel tan delicado como ilusionante en su nuevo programa, ¡Sí, quiero ese vestido!, los domingos en DKiss: el de asesor de novias para que éstas luzcan el look más adecuado en su gran día.¡Oh, my God! Boris parece hecho a medida para esta labor. Los datos de audiencia lo corroboran: los dos capítulos emitidos por ahora han doblado la cuota media de la cadena.

Novias, vestidos, amigas y madrinas discutiendo por escotes y velos, confesiones, y el descaro habitual de Boris en un cóctel que lleva 16 temporadas y 180 adaptaciones. Pero con el showman venezolano es más original, sin duda.

En la primera entrega se le presentó una joven de Granada, Mari Nieves, que quería casarse como una Barbie y que advertía ya de entrada: "Cuidado Boris, una cosa es vestirme de princesa y otra que parezca Moby Dick". Y Boris flipaba maravillado y le decía: "¡Oh my God, pareces una nube Mari Nieves!" Solo faltó que bajase del cielo San Antonio de Padua, patrón de las novias, que dicen que en el año 1215, en Lisboa, hizo el milagro de conseguirle marido a una señora con barba a la que no había manera de casar.

Izaguirre y DKiss, ambos, han tenido suerte de encontrarse en el camino. Y la elección de programa no puede ser más acertada. Si DKiss le hubiese contratado para otro que se titula Mi vida con 300 kilos, las consecuencias habrían sido trágicas.

Después de aquella década prodigiosa de Crónicas marcianas, su vida mediática tuvo grandes altibajos. Acabó marchándose a Miami y se incrustó en una gaseosa de chismes y cotilleos de Telemundo llamada ¡Suelta la sopa! En efecto, era un lugar en el que no se podía hacer otra cosa que soltarla. Lo más destacable, y admirable, de Boris es su capacidad de reinventarse. Es la pluma con mayor potencia y colorido de todo el teleshow nacional.

Últimamente se ha reencontrado con la televisión española sembrando el despiporre como en sus mejores tiempos de marciano. Esta temporada le contrataron para amenizar el Masterchef Celebrity y, con su colosal histrionismo, logró transformar a Carmen Lomana y a Antonia Dell'Atte en dos Cleopatras en salsa tártara. Solo Boris podía aguantar, levantar y dar espectáculo protagonizando de una tacada tres semifinales sucesivas siendo triplemente eliminado y quedando al mismo tiempo como enorme entertainer, gran animador de escena. También en Telecinco, en Mi casa es la vuestra, requirieron sus servicios para animar las veladas de Bertín, que habían perdido gancho. Boris vuelve a estar de moda; y sin necesidad de disfrazarse de drag queen, ni enseñar el micropene, ni nada.

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