Análisis

pablo laynez

Cansado de tantas obras

Polvo, ruido, atascos, camiones insufribles... y el AVE que nunca llegará a la capital

Se nota que proseguimos en período electoral después del hartazgo del pasado 28-A. Trato de interesarme poco por la política, puesto que la española está como para echarse a temblar, pero entre que es necesario apostar por algún referente sensato para que nos gobierne y que al final hay política hasta en la sopa, una mezcla de cansinismo y hastío te obliga a meterte en la cama a leer para tener la mente bien alejada del mundo.

Ahora, en vez de haber disfrutado de la Cruces de Mayo, a escuchar más discursos políticos. Bueno, eso si nos dejan las hormigoneras y los martillos pilones, cuyo eco resuena por todas las calles de la ciudad. Es raro el día que no me coma un atasco provocado por los camiones de escombro o que no pase por una nube de polvo que se levanta al amparo de una obra faraónica. Sí, soy un cascarrabias porque verdaderamente la ciudad mejora estéticamente con este maquillaje arquitectónico, pero podrían esparcirlo mejor en el tiempo para que no se acumule precisamente todo al final de una legislatura. Y los encargados podían coger a las cuadrillas más cualificadas, porque en Costacabana tuvimos a principios de año unos fenómenos que era para verlos. En fin, paciencia, algún día llegará el AVE a Almería entre tanta obra.

Ya queda menos para que termine ese período electoral. Con más impuestos y acongojados otra vez por la prima de riesgo, pero la democracia es así. Supongo que Almería quedará más bonica, más accesible, más fotogénica para los turistas y viandantes. Para lo que nos gusta nuestra ciudad y su provincia con sus virtudes y sus defectos, nos queda ese recuerdo del Toblerone, de las moreras de la Rambla, de las pistas del Pryca y las Almadrabillas, de los baños en los ascensos futboleros en la antigua fuente de la Puerta Purchena... Y éramos tan felices.

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