Cautela

Se antoja que una revolución no es lo más idóneo para un equipo que marcha tercero

Urge volver a la victoria para el Almería y hay muchas razones que lo explican. Muchas de ellas muy sencillas, muy lógicas. Son tres partidos sin saborearla y ya se sabe, se crece y se compite mucho mejor con la mente limpia. Con una sonrisa en la cara. Cierto es que se aprende mucho más en la derrota, pero si no hay recompensa se camina en dirección de un pozo. Hay poco debate ahí. Otra de ellas reside en las matemáticas, si no aguantas un ritmo de puntuación alto es imposible que el equipo permanezca en la zona de clasificación de los elegidos. La actual dinámica no es mala, no se deja de sumar, pero exigua para continuar ahí arriba. Otra es por desbloquear uno de los objetivos de Guti en su llegada, devolver a la buena senda al club. Son motivos bastante simples, pero que entrañan más dificultad de la que parece. Ahora bien, una vez expuesto lo más mundano, hay algo que me preocupa algo más. El mercado de invierno está cerca y va a ser un buen asidero para aficionados y presidente. Las expectativas son altas y esa ventana parece la herramienta perfecta para reconducir lo que no marche según las expectativas. Ahora bien, se ha demostrado que el fútbol no es una ciencia, donde los números cuadran. Es decir, con el escudo y los nombres no se gana. Hace falta un buen acople de todos los elementos para que la maquinaria funcione. Esa incertidumbre sobrevolando no sé si es lo más adecuado si no se pone la flecha hacia arriba lo antes posible. El partido del Numancia no parece mala oportunidad para ello. No se quiere explicar que es malo que lleguen fichajes, pero sí hay que tener cautela. Es obvio que hay posiciones a reforzar para optar a cotas mayores, pero se antoja que una revolución no es lo más idóneo para un equipo, que no hay que olvidarlo, marcha tercero.

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