El fin del mercado de fichajes ya está aquí, tan solo unos pocos días restan para que baje la persiana. Últimos movimientos a la vista. Un cierre inminente una temporada más. Una ventana de fichajes atípica, la más con diferencia por si hubiera alguna clase de duda, ante la situación que estamos viviendo a causa de la pandemia. Maldito virus que nos tiene en vilo, cosas del destino. Unas transacciones que terminarán de producirse cuando en España ya se hayan disputado las primeras fechas ligueras. Plantillas que permutan con el transcurso de las jornadas. Esos quebraderos de cabeza de los técnicos, todo por apuntalar su plantel. Va siendo hora de plantearse cerrar el mercado antes de arrancar la competición regular.

Con las últimas horas del mercado llegarán las prisas habituales por encontrar a ese tan ansiado goleador que te salve las castañas del fuego. O a ese futbolista para apuntalar la defensa con el que cortar la sangría de goles. O a ese centrocampista para lograr esa consistencia en la medular. Un cierre de mercado en el que todo puede pasar. Difícil olvidar esas incorporaciones y negociaciones a escasos minutos del pitido final con el cierre del telón acechando. Una ventana de fichajes en la que equipos como el Valencia están demostrando una horrenda planificación deportiva. Milagro de Javi Gracia haber colocado a los ches ahí arriba después de haber perdido a varios de sus baluartes y casi no haberse movido en el mercado estival. Una ventana de fichajes en la que la UDA en el fútbol de plata está siendo otra vez más uno de los principales agitadores con más de una decena de llegadas. Ni se les ocurra apagar sus dispositivos móviles y, por supuesto, que no falle el fax. Cosas del mercado.