Fin de semana, cientos de partidos de fútbol base se disputan Almería como en tantas otras ciudades. Los padres se agolpan para ver a sus retoños practicar el deporte que tanto aman. Pero no solo los familiares, sino también los amigos. Es una tradición y lógico. Una magnífica elección para disfrutar de sus hijos e hijas. Por ello, no son pocos los clubes que deciden cobrar entrada por ver un encuentro balompédico hasta de la categoría más baja. Uno puede entender que estos pidan un donativo voluntario para colaborar con el club. Lo que es un tanto exagerado, o al menos eso percibe este casi periodista, es que se obligue a los propios padres a pagar una entrada, por bajo que sea su precio. Unos padres que en la mayoría de los clubes ya pagan de por sí notables cuotas. Estas son necesarias para que los clubes puedan subsistir ante la situación económica que atraviesa el país. No son pocos los gastos que estos tienen, es una realidad. Unos clubes de fútbol que disfrutan de instalaciones públicas y a pesar de ello no son pocos los que suelen cobrar por su alquiler a aquellos ajenos a estos por hacer uso de ellas. Como si fueran suyas propias. Así, hace unos días leía en Twitter cómo un usuario se quejaba porque la UDA cobraba entrada por ver a sus categorías bases. En concreto se trataba de la categoría infantil. Un club profesional cobrando por ver a niños de 12-13 años, como si no tuviera suficientes ingresos. Una situación rara de ver, por ejemplo, en deportes de pista, donde las instalaciones públicas no son gestionadas por los clubes, sino por empresas municipales o que disfrutan de una concesión del Ayuntamiento de turno. Lo próximo será cobrar por respirar.

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