Análisis

francisco bautista toledo

Cuentos de luz y viento

Las claridades definen la obra de María José Moreno, pintora de gran dinamismo creativo. Almería es definida en el trabajo plástico de la artista a través de espacios de luminosidad intensa, reflejados mediante trazos veteados de colores suaves, entre los cuales inserta el azul, el claro manchado de sus cielos, o el intenso de los mares, cuando no verdoso.

Aparece el conjunto cromático como un destello poderoso, cuan espejismo pasajero, como fugaz halo presentido de lo extraordinario. Incorpora, mediante líneas discontinuas, trazos esquemáticos, y figuras someras de personas sometidas al vaivén rítmico de los vientos, transmitiendo movimiento, mediante un caos organizado para significar las rachas caprichosas de brisas, y remolinos, que a veces se convierten en furias arrasadoras. Como compañero inseparable de sus campos, aparecen los vientos con sus silbos, junto a un brillo cegador, luz poderosa que rompe la serenidad del ambiente, ocultando una realidad imaginada, intuida, en los parajes presos de la insolencia solar, claridades espesas, que junto al roce del aire, los presenta desnudos y amplios, preludio de espacios mágicos que sugieren visiones extraordinarias. El yo, en estos campos de luz, reflexiona sobre su existencia, se aísla y disuelve con el entorno.

María José Moreno describe muy bien estas ideas en su producción plástica, perfectamente expresada en cada una de sus composiciones, aparte de estar bien organizadas para desarrollar las historias, o cuentos como propone esta autora, en esta instalación.

En esta ocasión presenta un conjunto de piezas procedentes de exposiciones anteriores, más alguna realizada expresamente para esta muestra. En ella exhibe un amplio dominio técnico, así como la oportunidad de la puesta en escena del trazo definitorio de la acción, en un espacio de figuración contenida, impreso con economía de líneas y colores, conciso y centrado en los elementos imprescindibles que refleja el paisaje mágico de la tierra almeriense. Es un relato de intenso contenido poético, pero de hábil descripción plástica, e inteligentemente concebido.

Transforma su visión del entorno natural en un relato pintado, mostrado mediante una simbología icónica, acompañada por un lenguaje tenue de colores, muy sencillo y esquemático en apariencia, pero rico en historias múltiples, donde los espectadores coinciden en las sensaciones ante el paisaje definido, pero donde cada cual añade fantasías propias, perdiendo su mirada tras el rastro de lo invisible.

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