Decía mi padre algo así como que "quien paga descansa, pero quien cobra, más aún". Y lo decía él que tenía en su negocio el libro gordo de Petete en versión deudas: una libreta bien grande con cuentas pendientes en las que apuntaba el debe, con la persona deudora; cantidad y concepto de su deuda. Bueno y generoso, no es porque fuera mi padre, lo era y mucho. Mi madre y la suya solían decirle que de bueno era tonto, algo que quizá haya heredado yo en parte, puede que más la tontería que la bondad he de admitir. Resulta que eso de las cuentas o deudas pendientes se usa mucho en esto del deporte, en fútbol sin ir más lejos. Y así, el denostado Morata con su gol ante Polonia pareció sacarse esa espina que luego sin embargo Luis Enrique con el empate final no pudo saldar y sigue quedando a deber una victoria que, de no producirse ante Eslovaquia, puede suponer la despedida y cierre de la selección de esta Eurocopa. Con lo de las deudas, menos metafórico y más literal, también en fútbol tenemos casos cercanos en el tiempo y la distancia. Pero mejor no echar mano de ellas, porque qué peor deuda para la UDA que la de querer volver a Primera y no poder. Tras el segundo fracaso del proyecto de Turki, sus cimientos no es que se tambaleen, pero ya con futuros movimientos a la vista como el de Corpas se pone en duda su estabilidad. Y es que con esto de las deudas, la incertidumbre es total. Se sabe cuando se contrae, pero ya saldarla es otro cantar. Cuando mi padre aún usaba su libreta, un profe de Filosofía me enseñó lógica aristotélica con letreros de los que puedes ver colgados tras la barra de un bar. Uno de mis preferidos era: "Si doy, a la ruina voy; si fío, dejo lo que no es mío; si presto, al devolver me ponen mal gesto; para evitarme esto, ni doy ni fío ni presto". Y muchos dirán que hoy no se fía, mañana sí.

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