Análisis

Francisco G. Luque Ramírez

Días de inventiva

Todo está prácticamente parado por culpa de esta crisis sanitaria que nos ha tocado sufrir. Centros educativos, hoteles, bares y gran parte de los comercios están cerrados, al igual que el mundo del deporte y de la cultura han entrado en parón total presencial hasta que mejore una situación que ha cambiado por completo el día a día de la población de este país y de medio mundo. Nuestras actividades cotidianas, las que solíamos hacer diariamente hace solamente dos semanas, se han visto reducidas al mínimo. Ahora solamente importa, como no puede ser de otra forma, centrarse en acabar con el coronavirus. La clave para que pueda llegar ese día, según las autoridades a las que deberíamos hacer caso, aunque haya gente que se crea más lista que los expertos que asesoran al Gobierno, es respetar a rajatabla el confinamiento, aunque cueste, pese a que sea duro. No queda otra. Decía la semana pasada en otro artículo que tenemos dos caminos: ser positivos o ser negativos. Está muy bien quejarse todo el día y crispar más aún un ambiente que ya de por sí se hace cuesta arriba, pero mucho mejor es tratar de dedicar nuestro tiempo, que es bien valioso, en aportar para rebajar este clima de incertidumbre y miedo tratando de sacar una sonrisa a los demás. Quizás esté casi todo parado en España ahora mismo, pero lo que sí sigue funcionando es la mente, siendo muchas de ellas verdaderas fuentes de creatividad, que en estos tiempos que corren viene de lujo. Un aplauso, y bien merecido, para esos CM (community managers) que llevan las redes sociales de equipos de fútbol o de empresas que están dando juego en estas duras semanas de parón a sus seguidores, para que alejen su cabeza por un rato de una realidad que deprime pero que irá mejorando con el paso de los días si la afrontamos con una mentalidad más positiva. Les animo a subirse al tren de la inventiva para hacer más amena, y la de sus hijos y familiares, su estancia en casa durante las semanas de cuarentena que nos quedan por delante, en las que la negatividad, la crispación y la queja constante va a servir de poco.

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