Análisis

txabi ferrero

Diferencia, deferencia e indiferencia

La amistad de Pep Guardiola y Juanma Lillo viene de lejos y ha intercambiado los papeles entre ambos. Así, Lillo ejerce como su segundo en el Manchester City como Pep se puso bajo sus órdenes en el Ciudad de Murcia y Dorados de Sinaloa. Luis Bassat ya pensó en ese tándem en las elecciones al FC Barcelona de 2003, pero la realidad sepultó al deseo. Su relación fraternal conoció su episodio más cruel el 20 de noviembre de 2010. El Barça de Pep y Messi no tuvo piedad y le endosó un 0-8 a la UDA. El tolosarra pagó con el despido aquella afrenta y cerró su trayectoria en el fútbol español, dejando tras de sí el perfil de buen técnico, pero muy florido y excesivamente pedante. Días antes de la mayor goleada en casa del club en Primera, el guipuzcoano vivió una circunstancia curiosa. Se acordó de un conocido almeriense y se le ocurrió regalarle un par de entradas para ver el partido. "No puedo ir, pero no te preocupes que ya vi al Barça el año pasado", fue la insólita respuesta que recibió por parte del que debió ser el destinatario del gesto. Así, sin quererlo, conoció los detalles de los términos diferencia, deferencia e indiferencia. El partido de ayer en El Molinón fue la versión actualizada y resumida de aquel Máster Express de hace 11 años. Lo era porque podía marcar las primeras diferencias sobre los rivales más directos. El partido no se prestaba a gestos de condescendencia ni a la indiferencia, ya que suma tres puntos como todo, pero es de los que puede quitar mucho y tener su transcendencia en el balance final de la Liga. Además, existía otro factor. La UDA, ya clasificado, no tuvo consideración alguna y Ager Aketxe, con dos goles, aguó el sueño de los asturianos de entrar en la promoción de ascenso del curso pasado, un último pase que recayó en el Rayo, hoy en Primera.

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