Puede parecer que no hay mejor momento para visitar Huesca que este fin de semana. Después de dos jornadas sin puntuar, el equipo aragonés puede estar atravesando el típico nerviosismo del que se veía intratable y con las miras puestas en el ascenso y se ha dado cuenta que la pelea no acaba hasta el final. Pese a que el colchón aún es amplio, tanto Rayo como Granada vienen apretando fuerte y esto puede hacer tambalear. De eso debe intentar aprovecharse el conjunto de Lucas Alcaraz sin olvidarse, que por algo ocupa la primera plaza, que estamos ante el mejor equipo. Los almerienses están en mitad de la tabla. Lo que en esta categoría equivale a engañarse a sí mismo. Es decir, si pensamos que la salvación está asegurada estaríamos ante un error mayúsculo. Pero si vemos el objetivo de la séptima plaza como algo imposible caeríamos en una falsa modestia de la que arrepentirse. El reto es harto complicado, pero en caso de conseguir una victoria en Huesca se subirían varios peldaños en las aspiraciones del conjunto almeriense. Claro está que el conjunto entrenado por Rubi tiene demasiados argumentos para plantearle al Almería uno de los partidos más difíciles que le quedan por competir. Una defensa bien organizada, un centro del campo solvente y un juego exterior digno de otra categoría hacen comprobar el buen rendimiento que esta ofreciendo el equipo. Después de dos derrotas consecutivas es posible que Rubi haga algunas variaciones en su once. Remiro es inamovible en la portería, al igual que Jair Amador en el centro de la zaga. Puede optar por un doble pivote más conservador como Sastre-Aguilera o dar cabida en el centro del campo al veterano Camacho. Con más dificultad para los regresos una vez se pierda el balón, pero con la seguridad de tener el balón con más criterio. La calidad de Moi Gómez en la mediapunta, la velocidad y verticalidad de Ferreiro, Gallar y Álvaro Vadillo por bandas unido al gol de Melero hacen del Huesca un ataque temible. La baja de Cucho en punta está haciendo daño a un equipo que tiene en el centrocampista Melero, que ante el Rayo jugó de falso nueve, a su máximo goleador.

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