Análisis

gonzalo alcoba Gutiérrrez

Esperanza en los tiempos del naufragio

Después de esta época funesta, tan poco propicia para el optimismo, no cuesta fabular

sobre la inminencia apocalística que Amin Maalouf (Beirut, 1949) describe en Nuestros inesperados hermanos. La fatal autodestrucción de la humanidad sigue pareciendo una hipérbole, un recurso poético; pero describirlo no es ya una veleidad morbosa. En Nuestros inesperados hermanos, Maalouf fantasea con el abismo que ha de suceder al "naufragio de las

civilizaciones", no como quien se entrega a eso que, en términos freudianos, podríamos llamar el impulso al nirvana, sino blandiendo con heroica imaginación la espada vigorosa de la esperanza.

En un texto de madurez, de los que solo escriben los autores verdaderamente libres, el de León el Africano hace acopio de las ideas expresadas en sus ensayos para construir una historia que transita hábilmente entre la reflexión filosófica y la ciencia ficción. En medio de una inevitable crisis nuclear, surgida en el contexto de un conflicto entre naciones legítimas y filibusteros bien armados, una cultura desconocida y oculta, heredera de los tiempos más lúcidos de la humanidad, los de la ilustración griega, ofrece una salida plagada de dilemas de la que el narrador, un dibujante enclaustrado en una remota isla dará cuenta en su diario improvisado. Las palabras de ese cronista, testigo involuntario, no pueden parecer ajenas al lector, que comprenderá sin esfuerzo su perplejidad, su recelo ante la perspectiva de este extraño tutelaje y, al tiempo, el sosiego que tan raros acontecimientos procuran.

Maalouf invita aquí, sin patetismos ni petulancias, a una reflexión necesaria sobre el futuro de la especie humana. Mediante una novela de lectura trepidante, nos llama a todos a preguntarnos por el destino apetecido, a acomodar el rumbo a ese fin, a vigilar nuestra derrota. Se trata de una voz de alarma a que sigue, sin embargo, la expresión emocionada de la esperanza. Aunque pudiera parecer lo contrario, la fe que el autor confiesa no es ajena a la humanidad aparentemente condenada, sino que reside precisamente en ella, en sus épocas

más fecundas. Maalouf reivindica así, en esta bellísima novela, el poder creador del ser humano y lo invita a alzarse, sin temor, frente al pesimismo y la catástrofe. En definitiva, una lectura imprescindible.

*Juez

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