Análisis

paco gregorio

Fausto

No olvido la encendida defensa de la libertad de expresión que hizo con Piñeiro y un servidor

Fausto, no el de Goethe, sino el nuestro, el Romero-Miura de todos los almerienses, tiene cáncer. Tiene cáncer y lo ha anunciado con esa valentía inherente a su apellido, no el del autor teatral ni el del genial artista, sino el de aire taurino que lleva en la sangre. Ayer recogía en Vícar, imagino que embargado por la emoción, la medalla de oro de la provincia, de esta tierra que tanto ha defendido con la palabra, la obra y la escritura.

Agitador social, político y cultural, como le gusta definirse, mi trato con el abogado, escritor y columnista no ha sido excesivamente profundo, más allá de editarle algún que otro artículo de esos que enviaba en Word cuando uno se iniciaba en el oficio. El hecho de traerlo a colación a este espacio tampoco es baladí. Debo agradecerle como merece que fuera la única persona que en su individualidad, y escribiendo para la competencia directa, saliera en defensa de mi compañero Raúl Piñeiro y quien suscribe cuando la UD Almería nos retiró las acreditaciones por informar de una revuelta en el vestuario. Lo hizo desde el convencimiento de que la libertad de expresión nos amparaba y lo hizo mientras los compañeros del gremio agachaban las orejas o miraban para otro lado, quizá aplicando el refrán de las barbas del vecino. Este diario, que estos días ha cumplido 11 primaveras, entonces andaba sus primeros pasos y aquel día, con ese gesto, me ganó para la eternidad. Por suerte la razón del tiempo luego nos asistió. Quienes hemos sufrido al 'bicho' en casa sabemos que la entereza y dignidad del enfermo es asombrosa, pero lo de Fausto, que ha encarado el trago con el humanismo que lo caracteriza, es digno de encomio. Espero que haya podido leerse estas líneas de regreso a Madrid, al calor del cuidado familiar. Mi enhorabuena para él, para mi paisano y amigo Andrés García Ibáñez (un Messi del arte), para el ciclista Pablo Jaramillo y para Movimiento por la Paz por esas merecidas medallas.

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