Análisis

jorge colipe

Finales

Apareció Messi, el de siempre, para meterla en un ángulo y vencer así a Jan Oblak

Las finales no se juegan, se ganan, afirman con bastante razón aquellos que apelan a que la historia nunca guarda un lugar glorioso a los segundones. Y si no pregúntenle a los holandeses a ver qué piensan. Las prisas del mundo de hoy, también se han trasladado al fútbol, y los jugadores con contrato vigente por los dos o tres últimos años, ya negocian su renovación. Algo que hay que hacer ya, aquí y ahora, no vaya a ser cosa que por no apurar nos quedemos sin alguna de nuestras estrellas. Cosas que pasan, y pasan cada vez más seguido. El fútbol es el reflejo de cómo vivimos, por eso del estrés que implica nuestro camino a ninguna parte. Eso es lo que explica que aun faltando una eternidad, recién comenzado el mes de marzo, dos partidos se hayan convertido en lo que en las cabinas de transmisión le llaman finales anticipadas. Un encuentro de liga y otro por Champions, como si la vida acabara entre domingo y martes. Como si después de ello, dependiendo del resultado, poco o mucho habrá que hacer para seguir respirando en este mundo que a veces puede ser muy cruel. La primera de esas finales, ya se jugó en el Camp Nou el domingo después de comer. Luego del pinchazo en Las Palmas y con el Atlético de Madrid a cinco puntos, el Barcelona jugaba su primera final, habiendo aparcado una de verdad contra el Sevilla y por la Copa del Rey. No es nuevo si decimos que el equipo de Simeone ha hecho del sacrificio y la solidaridad, una forma de ser. Una virtud que le permite competir en lo más alto, con la jet set nacional. El tercero en discordia para poner en riesgo al bipartidismo, en consonancia con los momentos actuales. Un tiempo para cada uno que no alcanzó, porque apareció Messi, el de siempre, para meterla en un ángulo, una de las pocas maneras de vencer a Jan Oblak. La otra final se jugará el martes en el Parque de los Príncipes. En realidad son octavos, pero necesitamos que se parezca a una final, para un minuto después, inventarnos otra.

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