Un gabinete de comunicación debería ser el nexo de unión entre la entidad y la prensa, desarrollando las funciones por las que se está en el cargo y facilitando el trabajo de los medios. la crónica de un evento no va a ser igual contado por el gabinete que por un periódico, ni en cuanto a forma o estilo, ni en lo referente a determinados matices, crítica incluida. Lo que no puede ocurrir es que el jefe de prensa de turno ponga trabas y más trabas en la realización de la función del periodista, su compañero. Mientras este periodista escribe estas líneas, acaba de llegar un correo, en el que el club deportivo envía diferentes fotografías, además de bastante información, mostrando que si se quiere, se puede.

Hecho el paréntesis, no se entiende que para un amistoso de pretemporada clubs que militan en la cuarta o quinta categoría del fútbol español exijan un correo corporativo para poder acreditarse, como si no entendiese lo que significa ser freelance, algo, que, por desgracia es cada vez más común en un Periodismo en el que un contrato rara vez se firma a excepción para el familiar o amigo de turno. No se entiende tampoco que el mismo jefe de prensa no permita pasar a un fotógrafo y a un redactor, alegando que sólo se puede una persona por medio por la actual situación sanitaria a pesar de que en el campo las medidas de seguridad son más que dudosas. La medida es que uno de los dos compre una entrada. Pagar por trabajar, lo normal. No es caso aislado que el gabinete de comunicación se crea más importante que el propio club, poniendo trabas y más trabas para conceder entrevistas aunque el protagonista dé el visto bueno, aunque el jugador no sea profesional y no lo conozcan ni en su casa. O si no ese gabinete que escribe a medios para pedir que retiren la noticia de un fichaje porque aún no lo han oficializado...

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