Por si a alguien le quedaban dudas: Sánchez, en su declaración para presentar el Gobierno, pronunció la palabra progresista y progreso más que cualquier otra. Esperemos que mañana profundice más, porque sólo con progresismo e igualdad no se resuelven muchos problemas inmediatos.

Cualquier presidente forma su equipo contando con los mejores, que sean leales al proyecto y que conformen un grupo bien engarzado que garantice estabilidad. Sánchez ha tomado decisiones raras, incomprensibles porque no se cumplen ninguna de las tres premisas. Ha nombrado ministros de incuestionable profesionalidad, sobre todo en el área económica, Justicia y política exterior, pero en otras carteras se ha inclinado por personas sin experiencia.

Lo que ha extrañado -aparte de la nueva falta de respeto de Sánchez a la Corona, anunciando los ministros a cuentagotas- es que desde el primer nombre se transmitió la idea de que el presidente ningunea a Podemos. Ha elegido un equipo económico potente, con ministros que no se han casado con nadie, y que en alguna ocasión han expresado sus dudas sobre las medidas que ha exigido Podemos en cuestiones como la abolición de la reforma laboral, la subida de las pensiones según el IPC o el incremento del Salario Mínimo Interprofesional, que Sánchez ha aceptado para contar con el apoyo imprescindible de Iglesias. Son multitud los economistas que aseguran que esas iniciativas quebrarían las cuentas del Estado.

Nadie sabe si Sánchez cumplirá su programa, pero es seguro que van a saltar chispas en el Gobierno. Si se cumple lo pactado con Iglesias, los recién nombrados no se van a quedar de brazos cruzados; si Sánchez renuncia a esas medidas o se aplazan, Podemos expresará su contrariedad.

Es difícil que Iglesias rompa la coalición. Pero si piensa en futuro, difícilmente va a mantener los escaños en unas nuevas elecciones si el binomio Iglesias-Montero cae rendido a Sánchez. A no ser que Podemos acabe diluido en un macropartido capitaneado por el PSOE. Esto echa a andar y la primera prueba de fuego será esta semana: qué actitud tendrá el Gobierno ante la sentencia que obliga a Torra a dejar su escaño... y qué medidas aprueba en su primer Consejo de Ministros.

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