Análisis

aarón martínez

Golpear y no ser golpeado

Lazo, Sadiq y Ramazani ya han sumado esta campaña, al igual que Roberton y Curro

"EMPOTRAR al rival en su área para rajarlo de manera artesana a golpe de pase y desmarque una y otra vez". Alberto Egea relataba con estas palabras al Manchester de Pep Guardiola. Con la distancia con la que hay que situar a ambos conjuntos, el Almería logra lo descrito en la primera frase en los mini-partidos en los que atropella al contrario. Los momentos de debilidad, relajamiento o baja guardia son aprovechados por un equipo que huele la sangre, va detrás de su presa y la devora. Instinto asesino en toda regla. Como comandantes de esa hambre, los tres de arriba. Lazo, Sadiq y Ramazani ya han sumado esta campaña, al igual que Robertone y Curro. Idilio con el gol que hace que el conjunto dirigido por Rubi sea el más goleador de la categoría. Además, en los cuatro partidos han llegado los goles en los inicios de la contienda, ya sea en el comienzo del encuentro o tras el paso por los vestuarios. Cuando puedes pensar que las pulsaciones están más bajas, ahí llega el golpe letal. Pocos toques, velocidad en la circulación y al blanco de la diana. En este contexto de hacer daño dejando huella, la presión se entiende como el primer paso para lograr todo lo demás. Bloque alto, con la defensa unionista posicionándose en la línea divisoria. Solo así se explica el proceso de excitación en los momentos en los que el partido vira a favor de marea almeriensista y todo se tiñe de color rojiblanco. No es cambiar una dinámica. Es volarla por los aires. Amorebieta aparte, en los tres encuentros se ha obtenido una ventaja en el marcador y, a pesar de recibir, se ha cerrado el partido con tres puntos. Porque, al igual que alabamos el trabajo ofensivo, cuando se ha recogido la ropa también se ha finalizado con una victoria. Defensivamente, mejores sensaciones con menos grandes nombres, pero con un mejor funcionamiento en la zona de atrás. Ganar. En ambas áreas. La misión de este Almería. Golpear y no ser golpeado.

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