Análisis

manuel campo vidal

Hacen lo difícil y fallan en lo fácil

Qué es más difícil? Uno: lograr ayuda multimillonaria de una UE cuarteada por los países ricos del norte desconfiando de los más castigados del sur. Dos: redactar una norma para que los niños empiecen a salir de casa a tomar el aire tras 40 días de encierro. La respuesta es obvia, pero da paso a una pregunta inevitable. ¿Cómo es posible que un Gobierno sea capaz de hacer lo más difícil y yerre en lo que se puede resolver sólo con sentido común? Debe haber un comando metepatas suelto que trabaja para desquiciar al personal. Y, de paso, para alimentar la ofensiva de la oposición, ofensiva que sorprende a los líderes europeos por su deslealtad. Es lo que tenemos. Casi nadie agradecerá a Pedro Sánchez su excelente gestión exterior, vital para aportar dinero y que el país resista al segundo virus, el económico; mientras, lo brean en memes tipo "Moncloa dice que los perros podrán sacar a los niños siempre que vayan acompañados de supermercados". Y otros muy cáusticos. Hasta de las tormentas con granizo le harán responsable por elegir ese día para la suelta infantil. Estamos en la Italia del tópico: "Piove, porco governo".

Acaso sea ésta una maldición de la política española contemporánea. Estos días se cumple justo un año de las elecciones que ganó el PSOE con 123 diputados y gran resultado de Ciudadanos con 57. La suma daba 180, una mayoría absoluta cómoda para pactar un Ejecutivo de centroizquierda. ¿Qué era lo más sensato? Uno: cerrar un acuerdo de coalición que parecía lógico con cuatro ministros centristas y, además, Albert Rivera como vicepresidente. Dos: empecinarse éste en ser el líder de la derecha forzando unas terceras elecciones en las que destruiría prácticamente su partido, por lo que dimitió. Ya saben lo que vino después. En vez de aquel Gobierno de coalición, ocho meses más tarde llegó otro con esos puestos ocupados por Podemos y Pablo Iglesias haciendo a ratos de vicepresidente y a ratos de líder radical (oda a la república, críticas a los jueces y otras declaraciones muy legítimas, pero dudosamente compatibles con el puesto que ocupa).

Pero el comando metepatas, por lo visto, no actúa sólo en La Moncloa. Esta semana salió Pablo Casado a proponer iniciativas y, según el ministro de Fomento, Ábalos, hace 40 días que esas medidas están en marcha como se puede leer en la web del Ministerio. No busquen el vídeo porque ya lo retiraron. Estremece la precipitación y falta de rigor con la que se trabaja.

El que no improvisó fue el popular Esteban González Pons en el Parlamento Europeo. Breve pero muy contundente discurso ante la presidenta Ursula von der Leyen y los máximos líderes. "Si en esta crisis creada por la pandemia la Unión Europea no está a la altura, ¿para qué sirve la Unión Europea?", machacó. Eso equivale a apoyar desde el Parlamento la ofensiva que el Gobierno español encabeza en Europa para conseguir fondos. Cualquier comparación con lo que pasa aquí marca una diferencia preocupante.

Entretanto, atentos a Inés Arrimadas, heredera de las ruinas de Ciudadanos. Con el PSOE amarrado a su izquierda, o se cae el Gobierno, y el PP arrimado a Vox, queda un espacio de centro con dos millones de votos huérfanos. Gran oportunidad, si convence de que ella no lo va a estropear, como su ex jefe.

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