El fútbol es un deporte de especialistas y el periodismo deportivo es un cajón de sastre, que no de desastre, donde conviven la gesta y el gesto, la historia e histeria, lo singular y plural. Historias que crean, no fabrican, gente muy especializada con ingenio y acierto, y con más intención que rigor, en otras ocasiones. Es el caso de los nombres, punto de salida de toda historia. Las cosas se desgastan por el uso y también por el mal uso, pero el uso indebido conduce al equívoco y a la mentira. La Selección, en su camino a la Eurocopa, convierte en Primera a la Segunda División, que focaliza la atención y da lugar a situaciones muy ilustrativas. Los especialistas de la máxima categoría arrastran el culo entonces y resultan presa fácil del efecto-dominó. Caen en el defecto de beber de las mismas fuentes y su discurso carece de verdad y documentación. El apodo de la UD Almería es el último ejemplo. He oído y leído todo tipo de versiones. Rojiblancos -por el color de su camiseta- es uno de ellos. También 'equipo almeriense' o ' cuadro andaluz', más convencionales. Los hay que se refieren al equipo y club como la 'entidad unionista', recordando que la Unión Deportiva fue el resultado de la unión, más política que deportiva, entre el Almería CF y Polideportivo Almería, quien milita en Tercera. El último disco que ha irrumpido con fuerza en la lista de ventas es 'equipo indálico'. Presentadores de radio y televisión lo han 'comprado' y lo defienden en sus retransmisiones como la paga de Navidad. Incluso la Liga de Fútbol Profesional habla de este pseudónimo, que está incorporado al escudo oficial desde 2001, pero el término vendría a significar que tiene algún tipo de relación o pertenece al indalo. Personal del Ejército de Tierra lo asumió como distintivo en su uniforme.

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