Fran Fernández pidió valorar el tercer partido consecutivo sin perder, antes que hablar de cuatro partidos sin ganar, tras el empate en casa ante el Extremadura. El conjunto extremeño nos anuló por completo y el Almería no estuvo tan intenso en la presión como suele. En esa misma comparecencia Fran se acordó de la afición, menos abundante el sábado y menos enganchada al equipo. Es recurrente hablar de la afición, de la necesidad de que esté con el equipo, de que vaya más gente al campo y todo lo demás. En realidad, es injusto que Fran se acordara de ellos y volviera a mandar ese tipo de mensajes. No es a Fran, ni a sus jugadores, a quien corresponde hacer ese tipo de declaraciones. Claro que es normal que ni Corona, ni sobre todo el presidente, están en posición de reclamar ni exigir nada a sus aficionados.

La afición, más o menos numerosa, está con Fran, y este tipo de mensajes puede hacer que muchos (ya he leído algunos comentarios por redes sociales) empiecen a hartarse del entrenador, que conoce muy bien el club pero no parece entender el hastío de la masa social que el propio club, con sus decisiones y desapego, se ha ido encargando de minar. Es injusto que siempre digamos que en Almería no hay afición, porque la afición es el menor de nuestros problemas. Si la entidad fuera gestionada de otra forma, si hubiera cambiado de manos en verano, quizás habríamos recuperado la ilusión. Ahora bien, tan injusto es que Fran se alinee con el club en este sentido, como que el técnico zapillero y sus hombres estén pagando los años de dejadez y vergüenza que llevamos tragando por nuestra tierra. Este Almería merece un mayor apoyo, pero cuando le quitas las ganas a la afición, cuando los aficionados de a pie desconfían del presidente, acostumbrados a sus continuos renuncios y poco apego a ellos, es muy difícil. Y más cuando año tras año ha habido oportunidades para enderezar el rumbo, para hacer borrón y cuenta nueva y así demostrar que realmente se había aprendido la lección. Sin embargo, el presidente ha seguido en sus trece y esa desidia en su gestión tiene el impacto que tiene en la afición.

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