Análisis

Gumersindo Ruiz

Inteligencia emocional y social para una crisis única

El pasado viernes tuvimos en vivo a José Manuel González-Páramo en la Facultad de Económicas de Málaga, con una conferencia sobre lo que consideró una crisis única por su origen no económico e impacto global, pues no ha habido nada semejante, desde la IIGM. Pero, aunque los escenarios que podamos dibujar son inciertos, hay algunos vectores de actuación claves para la política económica. Las respuestas sanitarias han condicionado la movilidad y la economía, no obstante, se ha protegido a la empresa y a los trabajadores e impulsado una vacunación masiva; la banca ha sido esta vez una solución y no un problema proporcionando liquidez; las políticas fiscales han actuado mediante moratorias, garantías, inyecciones de capital, y aseguramiento de rentas. Calcula que todo ello ha mejorado el producto global un 6%, y si sólo fueran dos años que se pierden de crecimiento, no sería una catástrofe para el mundo.

El impacto ha sido desigual en sectores y países, con consecuencias geopolíticas en el comercio y materias primas, y una gran reversión en la integración global. La demanda de consumo embalsada surge y crea tensiones en los suministros y los precios. Entre los riesgos que se presentan están el endeudamiento, preocupante pero asumible si se invierte en educación, recualificación, vivienda, infraestructura, investigación y desarrollo, digitalización, y contra el cambio climático. Hay que considerar asimismo la coordinación de la política monetaria, y los bajísimos tipos de interés, con la política fiscal, también expansiva.

Puso mucho énfasis en sanar las heridas permanentes que va a dejar la crisis, como la dificultad para adaptarse empresarial y profesionalmente, y la robotización de empleos poco cualificados. Mencionó que un 1% de la población absorbe el 27% el crecimiento, y al 50% más bajo sólo llega el 12%, lo que da lugar a monopolios y concentraciones en mercados de capitales, sin que lleve a inversiones y aumento de productividad, y casan mal con una sociedad que busca la armonía. Llama también a vigilar proactivamente las brechas de género y las consecuencias que la crisis tiene para la mujer. La sensibilidad en el ámbito académico, empresarial, y las instituciones, en los que el conferenciante ocupa una posición de excelencia, por el medio ambiente, la responsabilidad social, y el buen gobierno, fueron algunos de los hilos que engarzaron su conferencia.

Hay dos ideas adicionales a destacar. Una, que la frágil salida de la crisis ha de ser emocional y socialmente inteligente, solidaria, sostenible, no dejando a nadie atrás, lo que requiere trabajar en escenarios más constructivos, pues la vulnerabilidad humana ante la enfermedad debería enseñarnos humildad y cooperación. Decía William Blake -es la segunda idea- que "si la tierra y los planetas dudaran, caerían", como un principio de aferrarse a convicciones para sobrevivir; pero sin caer en la ambigüedad ni el relativismo, hay más verdad en la exposición compleja de los problemas del profesor José Manuel González-Páramo, que presenta dudas, pero también caminos a seguir. Además, también yerra Blake al no tener en cuenta el inestable equilibrio, no intuido, de las cosas, desde el Universo a la más pequeña de las partículas.

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