El Real Madrid en una semana marcó diez goles y esa es una muy buena noticia para un conjunto que extraña a su goleador y a un nueve que la emboque. Si hace apenas siete días empataba frente al Betis y perdía la oportunidad de ponerse líder con las correspondientes críticas, ahora, como suele suceder en el fútbol, las opiniones cambiaron. Diez goles y la portería a cero suelen ser un argumento irrefutable y todo porque la pelota ingresa en el arco contrario, algo que no siempre pasa. Después del empate contra el verdiblanco, lo mejor que le podía ocurrir al merengue era tener pronto una revancha para olvidar el mal trago. Tres días después y en Champions, la competición preferida para los de Zidane, llegó la oportunidad. Frente un equipo como el Galatasaray, que con una candidez sonrojante le ofreció todas las posibilidades para que el Madrid se gustara, recuperara sensaciones y elevara su autoestima. Un seis a cero viste de guapo a cualquiera y si eres el Real Madrid, hasta te perfuma. Y así, limpito y oliendo bien, se presentó en Ipurua sin paraguas y a la media hora tenía el asunto resuelto. Dos de Benzema, uno de Ramos y otro de Valverde le dieron los puntos y la idea de que tiene en el uruguayo un jugador para rato. Por poner algún pero, Vinicius no se parece al de la temporada pasada, mientras que Brahim, Lucas Vázquez e Isco se empeñan en desperdiciar sus oportunidades.

Todo lo contrario que Fede Valverde, un transatlántico que impone fuerza, idea y calidad en el mediocentro y en el ataque blanco, con permiso de Rodrygo. Sin temor a exagerar, es el joven charrúa una de las razones de la mejoría de un equipo que tiende a descoserse, mientras Valverde compacta. Un rato más tarde el Barcelona le hizo cuatro al Celta, pero con peores sensaciones. Si Valverde es el que cose en el Real Madrid, Messi es el modisto que en tres pelotas paradas le hizo un traje al conjunto de Vigo. En este caso Messi fue el intratable.

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