La competición doméstica está a menos de un mes de comenzar. Los primeros partidos de pretemporada ya están aquí. Con ello vienen también las cábalas resultadísticas a la vista de los diversos amistosos, siempre basadas en lo que refleja el marcador. Sin embargo, cabe decir que durante este periodo los entrenadores realizan una gran variedad de pruebas con el fin de encontrar el que será su equipo prototipo. Habrá quien piense que las goleadas estivales se traducirán en una fructífera campaña, si bien no es menos cierto que durante esta fase debe primar el estilo por encima del propio resultado. Las diversas incorporaciones comienzan a llegar, con ello también se presentan los primeros juicios entre la parroquia, aunque todavía no se les haya visto en acción. Es típico español. En el caso de Almería parece que lo vivido estos últimos cursos no ha servido para un aprendizaje absoluto. La contratación de diversos jugadores que venían de un escalón por debajo el pasado verano fue el tema estrella en la capital indálica. Pero el plantel dirigido por Fran Fernández sorprendió a todos con una más que tranquila temporada. El conjunto rojiblanco se ha ganado el derecho a esperar a la entrada en acción de la temporada. El desastre de Tino Costa, del que se esperaba mucho más de los dos goles y una asistencia que aportó, o los fichajes de renombre de la primera campaña tras el descenso desde la máxima categoría, unido a lo sucedido la pasada temporada, no se ha traducido en lección aprendida para la totalidad de la hinchada unionista. Ojalá que se vuelva a completar nuevamente un gran curso, a ser posible, incluso mejor que el anterior. Mientras, todavía es pronto para dar un juicio estable de lo que veremos a partir del 17 de agosto, así como del éxito o fracaso que supongan las distintas llegadas para el cuadro dirigido por el valenciano Óscar Fernández.

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