Análisis

josé Martínez Olmos

Medios de comunicación

Con frecuencia se anticipan demasiado pronto efectos de terapias o tecnologías

Los problemas de salud y sus consecuencias, los asuntos de los sistemas sanitarios o la aparición de nuevos medicamentos o métodos diagnósticos, llevan ya algunos años siendo motivo de atención en los medios de comunicación social.

Es lógico que eso sea así porque a la ciudadanía le importa la salud cada vez más. Que el derecho a la protección a la salud esté de una u otra forma en las legislaciones constitucionales en los diversos países de nuestro entorno es el reflejo del interés que otorga la sociedad a la salud. El desarrollo de sistemas sanitarios con amplias coberturas y capacidades de intervención en la prevención, la asistencia o la rehabilitación, ha contribuido de manera muy relevante a la mejora de la salud y la calidad de vida en los últimos decenios.

Precisamente por eso, el propio éxito de los sistemas sanitarios se constituye en un factor influyente en la generación de las expectativas de la población para tener esperanza de mejorar e incluso curar o prevenir algunas de las enfermedades más prevalentes; es el caso del cáncer, el Alzheimer, la hepatitis C, el SIDA y otras.

Por eso, entre otros motivos, los medios de comunicación se constituyen en una herramienta básica para trasladar y anticipar los avances científicos o los éxitos de sistema de salud y para generar debates públicos sobre aspectos tan importantes como cuál debiera ser el precio más justo de las innovaciones o los requisitos de organización y acceso que garanticen el acceso y la equidad de los servicios de salud, entre otros aspectos.

Y aunque en cualquier otro asunto de interés general la calidad, el rigor y la independencia de los medios de comunicación es un requisito de ética social y profesional para contribuir a que la información de la ciudadanía sea rigurosa y cooperar para que la definición de prioridades públicas se haga con la mayor solvencia posible.

Esto es especialmente importante en el ámbito de la información sobre biomedicina que por su complejidad técnica, requiere un esfuerzo para facilitar la compresión general de conceptos complicados y que estos puedan incorporarse en los formatos limitados en espacio y tiempo en los que se mueven los medios de comunicación.

Pero de igual forma, en estos ámbitos de la información sucede con frecuencia que se anticipan demasiado pronto efectos potencialmente positivos de medicamentos o tecnologías que en el momento de difundirse la información aún están bajo estudio e investigación en el marco de un ensayo clínico. Algo que hay que cuidar y sobre lo que cabe reclamar prudencia y transparencia.

Además de todo esto, los medios son un instrumento de enorme importancia para cooperar en el éxito de numerosos programas preventivos (planes de vacunas, fomento de hábitos saludables, etc.), o en el impulso de reformas y medidas que puedan mejorar la calidad, la equidad y la eficiencia de los sistemas sanitarios.

Por todas estas razones, debemos poner en valor a quienes desde los medios de comunicación contribuyen de manera positiva a que la medicina, la salud y los sistemas sanitarios avancen e incorporen a la sociedad en los debates públicos o en los criterios para el mejor uso de los servicios. Al mismo tiempo, podemos siempre plantearnos que se puede hacer más y mejor. Esta visión de mejora continua es de gran importancia para la sociedad: caminemos en esa dirección.

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