Análisis

Fernando Faces Santelmo Business School

Mercado contra populismo

Con una inflación desbocada, una recesión en ciernes y un desplome de la renta fija y variable globales del 20% , los mercados no están para bromas, improvisaciones, frivolidades y populismos fiscales de los líderes políticos. Esta semana pasada Liz Truss, primera ministra del nuevo Ejecutivo del Reino Unido, anunciaba lo que se ha dado en llamar un "minipresupuesto" con un desbordado aumento del gasto público de 120.000 millones de libras y una reducción de impuestos de 45.000 millones que presagiaba un disparo del ya elevado déficit público y un incremento de la deuda pública por encima del 100% del PIB. Los mercados se alarmaron y en tan sólo unas horas la libra se depreció con respecto al dólar hasta niveles no vistos desde el año 1985. El precio de los bonos públicos se desplomó ,sus rentabilidades se dispararon y el rumor sobre una posible quiebra de los planes de pensiones corrió por el mercado. La curva de tipos de interés se invirtió, los tipos a corto superaron a los tipos a largo, como premonición de una inminente recesión. El Banco Central se vio obligado a intervenir anunciando una inyección de liquidez de 65.000 millones de libras para calmar los mercados. Inesperada y sorpresivamente el Reino Unido vivió un momento Lehman. La creencia de que este tipo de desórdenes sólo acontecen en los países emergentes se ha venido abajo. Puede ocurrir en cualquier país desarrollado cuando las instituciones económicas y políticas pierden su credibilidad, escenario que está aconteciendo en gran parte de las democracias occidentales.

Liz Truss, que quiere ser la heredera de Margaret Thatcher, ha accedido al puesto de primera ministra con un programa que proclama la desregulación de la economía y la reducción de los impuestos. Nada nuevo en un partido conservador. El despropósito es ignorar el escenario del que se parte: una economía con la productividad más baja de la Europa desarrollada, una inflación desbocada, un déficit y deuda pública muy elevados, y una economía en retroceso desde el Brexit. Para colmo se obvió un trámite necesario, que es solicitar de la Oficina de Representación Presupuestaria(OBR) el informe de viabilidad e impacto económico.

Las críticas han venido de todos los lados, del partido y de la oposición, con advertencias del propio FMI. El Ejecutivo de Liz Truss ha tenido que dar marcha atrás eliminando la reducción del tipo máximo del IRPF y prometiendo una revisión del programa. A día de hoy, la libra ha recuperado lo perdido y el mercado de bonos se está normalizando. No obstante, el Gobierno ha quedado tocado y está en riesgo su continuidad. Lo ocurrido en el Reino Unido es un aviso de navegantes para los gobiernos de otros países europeos, especialmente para el Ejecutivo de Giorgia Meloni y su agresivo programa de aumento del gasto público y reducción de impuestos. También es un aviso para España en la que tanto el Gobierno como la oposición están haciendo planteamientos frívolos e irresponsables de la política fiscal como arma electoral. Conductas irresponsables que pueden dificultar la difícil tarea del BCE de dominar la inflación sin provocar una gran recesión. Ante la falta de credibilidad de gobiernos e instituciones el mercado puede hacer de juez con una dolorosa sentencia.

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