En una semana de zozobra y desconcierto, se ha vuelto a sacar a la palestra el asunto de la línea de tres. Esa demarcación denostada en los momentos bajos y alabada en los picos de forma. Hoy, en uno de esos días en los que las críticas no serían una sorpresa, me gustaría ir a la contra. Porque, si el fútbol fuese un deporte guiado únicamente por las matemáticas y los puntos, nada de lo que hablamos tendría sentido. Las sensaciones y lo vistoso guían parte del análisis que se pueda hacer de todos los futbolistas. Por ello, lo que transmite el juego de Ager Aketxe va más allá de estadísticas o números. El mediapunta es la representación del paso sosegado y la finta y el gambeteo. Un tresquartista de culto para los puristas si esto fuese el fútbol de los noventa. El jugador que más se ofrece y, por lo tanto, más se expone en los encuentros. Morlanes y Samú saben que, cuando el vasco está, van a ser auxiliados permanentemente por sus ayuda constante en la construcción de la jugada. Ese ansia de tener el balón en sus botas es clave para la sala de máquinas. Además, una de las ventajas de Aketxe es que ve siempre el fútbol hacia delante, con una visión privilegiada para conectar con los mediapuntas o el delantero. También hay que mencionar en este caso a José Gomes. Otro de los éxitos del entrenador luso en esta temporada es la ampliación de tareas de Aketxe sobre el verde. El portugués está haciendo crecer a un futbolista que parecía encasillado en el molde de enganche poco trabajador. Por fortuna, estamos viendo lo contrario. Es el único jugador de la plantilla que ha rendido en las tres posiciones de la mediapunta, haciendo tardes sobresalientes en todas ellas. La calidad bajo sospecha siempre está alrededor de su figura, especialmente por aquellos que personalizan el juego sin ritmo en él. Para todos ellos, un consejo: siéntense y disfruten de Aketxe. El mejor consejo para este último tramo de la temporada.

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