Análisis

Juan Miguel Núñez Batlles

Particulari-dades olvi-dadas de una gran Feria

Nunca Almería podría soñar una feria tan corta, aunque las restricciones impuestas por las circunstancias obligan a aceptarla como una buena feria. Y es que a los seis toreros anunciados, les respalda la fama de ser de los que más se prodigan en los ciclos que conforman la temporada. E igual vale decir de las dos ganaderías que se lidian, entre las preferidas por los que de alguna manera mandan en el toreo actual. Pero en una obligada crítica hay que hacer hincapié en notables exigencias para reivindicar también otras particularidades que asimismo han sido siempre características de esta nuestra Feria. De tal manera que se van a echar en falta al menos una corrida más y la novillada que siempre fue pórtico del ciclo. Una tercera corrida hubiera dado oportunidad a comparecer por méritos propios al último gran triunfador en la plaza de Almería, el heroico y muy puro Paco Ureña, y con él otro que ilusiona mucho por lo que se proyecta como torero completísimo de arte, temple y hondura, Juan Ortega, a quien, no obstante, sus reiterados fallos a espadas le están poniendo un freno que ojalá no acabe con las esperanzas que hay puestas en él. Este Ortega, le pese a quien le pese, y por lo que se ve están siendo muchos los apesadumbrados, es ahora mismo el torero "de moda". Y para cerrar esta "terna ausente" tendría que haberse contado igualmente con el torero local en la actualidad con más posibilidades reales de abrirse paso, Torres Jerez, a quien se le sigue maltratando en su tierra, y sólo Oscar Chopera sabrá porqué. Torres Jerez ha toreado ocho ferias, con un palmarés de seis salidas a hombros y dos "Capotes de Paseo". Pero los desmemoriados le obligan a buscarse otros frentes fuera de España, concretamente en Perú, donde goza de mucho cartel gracias también a sus continuados y rotundos triunfos. Finalmente, la novillada que tampoco se da. ¿Qué cosecha aguarda si no hay siembra previa? No saber o no querer aprovechar el buen ambiente de Jorge Martínez, alumno de la Escuela de Almería, es el último error imperdonable de la empresa. Claro que si no hay voces que protesten o reclamen, seguiremos en las mismas.

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