Análisis

jorge colipe

Pasión

La gente que va a ver los conciertos de rock se comporta como la que va a ver el fútbol

El verano me lleva a hacer otra cosa que me gusta, no sé si es una pasión, pero me va eso de ir a conciertos de rock. Digo el verano porque es la época cuando más ofertas hay y momento que baja la del fútbol, otro de mis grandes amores. Mi perfil de pibe de barrio en aquella Argentina está esculpido así, fútbol y rock, rock y fútbol. Cualquier plan es bueno. Me da igual ir a una cosa como a la otra porque disfruto casi de la misma manera. Al rock le falta un gol; eso sería perfecto. Miro a mi alrededor y encuentro a mucha gente como yo, que quiere que la vida aunque sea por una vez, le tire un centro, poder cabecearlo, y de ser posible, que entre en la portería. Y mientras tanto, eso que a lo mejor no sucederá jamás, lo proyectamos en los estadios, donde suele ocurrir con mucha frecuencia que sean utilizados para las dos cosas. Una buena banda de rock necesita un buen estadio que llenar. De ser posible una cancha con porterías donde cada semana marquen los jugadores de sus equipos preferidos. La gente va a los conciertos y a los partidos, casi de la misma manera, entregados a lo que vaya a suceder. Saltando, cantando, bailando y gritando, momento en el que el hombre-masa vive el ritual colectivo, todos juntos en una misma cosa, alrededor del mismo sacrificio. La clave de que esto suceda, creo, es la pasión. La pasión te quita racionalidad, te nubla la vista, te anula el pensamiento individual para que te entregues al momento. Insisto, no digo que no pase en otros sitios, y no hablo de creencias religiosas, hablo de ritos paganos a los que una persona común decide entregarse libre de prejuicios. Allí el rock y el fútbol hacen la comunión. La gente que va a los conciertos de rock se comporta como la gente que va a ver el fútbol. La gente que va a ver el fútbol entona canciones de rock, le cambia las letras y alienta a su equipo. Se retroalimentan. Tienen más cosas en común que las que parecieran. Creo que la palabra clave es la pasión.

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