Antes de pasar cinco veranos en la redacción de este periódico, empecé a echar una mano los domingos en esta sección en los que fueron mis inicios en el Periodismo. Mientras mis compañeros estudiaban la Desamortización de Mendizábal en Bachillerato, me iba la mañana del domingo al Tito Pedro o Los Pinos en el coche de Pepe el Gamba para cubrir la antigua Primera Andaluza, siendo un lujo cuando tocaba el Almería B en el Juan Rojas. Al mediodía, bocadillo de tortilla o comida del Burguer King cortesía de Fran Luque antes de ponerse otra vez manos a la obra con el trabajo, previa siesta del último mientras escuchaba la película de Antena 3. Las indicaciones por parte de arriba eran claras: "Si viene alguien, tú estás aquí visitando a un amigo". Con los goles de Radu me fui curtiendo, teniendo que llamar también a Jesús Padlla y demás delegados para que falicitasen datos de los diferentes partidos que sólo cubre este periódico. Que las actas arbitrales apareciesen en la web de la Federación era una utopía. Sin virus y con risas, la tarde se pasaba más amena con una llamada al PPV. "Hola, me gustaría contratar el Pavía-Águilas de Zujaira", decía Fran Luque seriamente ante el estupor del interlocutor antes de estallar en carcajadas. Hoy en día seguimos diciendo que tal encuentro de categorías inferiores lo echan en Movistar Partidazo, como si fuese imposible verlo en la tele. Los años han pasado y si el fútbol modesto ha ido como los cangrejos en determinados aspectos, poder ver un encuentro de la cuarta o quinta categoría del fútbol español en el sofá es un lujo. Es cierto que la esencia de estas citas reside en el directo, pero la pandemia ha hecho reinventarse y es una suerte poder entretenerse viendo algunos partidos desde casa ya sea en Youtube o en alguna otra plataforma. A falta de pan, buenas son tortas y es pausible el trabajo que realizan muchos clubs con pocos medios.

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