Cuando Rosa María Mateo empezaba en los Telediarios se hacía en TVE la mejor televisión infantil de toda su historia. Llegaron a coincidir en la parrilla Un globo, dos globos.., El circo de TVE, La guagua y Los chiripitifláuticos. Al poco aparecerían Pippi Cazaslargas y Barrio Sésamo. Los fachas estaban a lo suyo, aferrándose al poder, y Mateo que tenía los ojos fijados en aquellas noticias censuradas por algún antepasado de Pablo Iglesias ni se enteró de que el entretimiento de calidad y los valores democráticos aparecían por las rendijas infantiles. Si aunque fuerapor ósmosis se hubiera enterado de cómo se gestaba esa programación para niños en los 70 ahora tendría cierta estrategia para haber dotado de contenidos a las familias y no haber cedido al trastero de youtube para las clases escolares de Clan y La 2. Ni siquiera es capaz de poner a alguien con responsabilidad velando por los niños confinados. Esta administradora, siempre en un pedestal, sabe poco de cómo se hace televisión. Qué decepción.

El Ministerio de Educación (en fin, en manos de Isabel Celaá, la del aprobado colectivo, la que metería fuego a los colegios concertados) ha enviado un tocho de vídeos caseros, donde prima el bodrio y lo ramplón y en TVE no saben ni filtrarlo. De ahí que saliera un tal Quique Castillo, que va de profe innovador, pitorreándose de Mariano Rajoy en un contenido dirigido a los estudiantes de ESO. Todos los políticos, de cualquier signo, deberían ser desterrados de las aulas hasta que aparezcan en los libros de Historia. Ojo con lo que están emitiendo en TVE para los niños. Cuidémoslos. Ahora la Junta quiere reaccionar, tarde, haciendo algo parecido en Canal Sur.

Los niños de hoy, que nos dan grandes lecciones de entereza a los mayores, están forjándose como una generación que tendrá que agradecer poco a sus adultos. Niños olvidados por los medios, zarandeados por los políticos y aparcados en la pantalla del móvil por los padres. A este paso todos se nos nacionalizan portugueses.