Análisis

aarón martínez

Potro de rabia y miel

Samú es sacrificio y entrega en un alma de 20 años dentro de un cerebro de 30

Samú Costa, señoras y señores. Otro fin de semana sentando cátedra. Otro choque en el que dominó un centro del campo que parece, partido tras partido, su patio de recreo. Y otro día en el que fue el mejor del equipo. A esto se le suma que marcó su primer gol con la elástica rojiblanca. Pocas formas de anotar más reconocibles para el portugués que tirándose en plancha al suelo para remachar ese rechace suelto en el área pequeña. Puro oficio y entrega de un alma de veinte años en un cerebro de treinta. El luso es sinónimo de carisma. No sabríamos identificar de primeras en qué película encajaría mejor. Sospechosos habituales, Los mercenarios o …Y si no, nos enfadamos. Samú Costa es uno de esos futbolistas únicos con los que la afición conecta desde el primer segundo. Su pureza se acerca, salvando las distancias, a Camarón de la Isla. La facilidad para sobresalir en sus disciplinas y la imagen que proyectan ambos. Grandeza inspiradora que siempre aparece en las grandes citas. El maestro del flamenco tituló su último disco Potro de rabia y miel. En esos últimos días de Camarón, pocos títulos mejores podría haberle puesto. Llevo dentro de mi sangre / un potro de rabia y miel, / se desboca como un loco, / no puedo hacerme con él. Estos versos son los que más ejemplifican lo que es Samú Costa sobre el verde. Un potro desbocado que mezcla su rabia mientras lucha en el barro contra los rivales y su miel en forma de una dulce técnica asombrosa. La combinación de esa faceta aguerrida y la habilidad para gambetear rivales y soltar un pase de cuarenta metros le convierten en un futbolista total. Ese temple marinero propio de su Aveiro natal combina a las mil maravillas con su pasión en cada balón divido. Lo más parecido a un niño con un balón en sus brazos. Un talento que, si sigue en esta dinámica, aspira a ser uno de los mediocentros dominadores en la próxima década del fútbol europeo. Potro de rabia y miel.

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